CAVILANDO ANDO/Alfonso García Sevilla
La democracia implica que el jefe del ejecutivo gobierne para todos, sin distinción de razas, credos, filiaciones políticas o posición económica, esto es, salvaguardar para todos los derechos que consagra la Carta Magna en sus primeros 29 artículos.
En este contexto, la igualdad y libertad son derechos fundamentales de todos los hombres ante la ley y son libres de expresarse y actuar en la medida que ello no vaya en contra de lo legal, asimismo, se debe gobernar para buscar elevar la calidad de vida de todos los que en este país vivimos.
Los cuatro meses de la actual administración de Andrés Manuel López Obrador han mostrado a un presidente que ha convertido sus conferencias matutinas en mensajes propios de candidato en campaña, denostando a sus opositores, a medios de comunicación y en su último exabrupto, hacer un símil de los pobres en México con las mascotas que tenemos que alimentar y cuidar, no admite critica o cuestionamientos, abusando de su altísimo bono democrático.
Ya sabemos lo que AMLO se ha encargado de repetirnos hasta el cansancio que existe una “mafia del poder”, que México es un país que en las últimas décadas ha sido mal administrado a pesar de la enorme riqueza natural que posee, que la corrupción es un mal que nos cuesta una enorme cantidad de dinero y que la impunidad ha generado los índices exponenciales que tenemos en materia de violencia e inseguridad.
Lo que me gustaría saber son los “cómos” que van a cambiar con el diagnóstico de más conocido y gritado a los cuatro vientos, pero sobre todo, si AMLO será capaz de construir una gobernanza e integrar a todos los actores políticos, sociales y económicos del país, independientemente de si comparten o no su visión del México a futuro, para lograr de manera incluyente y respetuosa, a través del diálogo, el debate y el intercambio de ideas, el proyecto de nación que nos lleve a abatir los rezagos -que cada día son mayores- y a vivir en paz y en un nuevo esquema que logre mejorar la vida de todos los mexicanos, dejando de lado sus fobias a “fifís, conservadores y ultra derechistas”
El presidente lo es de todos, no solo de los que votaron y se identifican con él.
