Atentado contra Nicolás Maduro

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DIVISADERO/Eduardo González Velázquez

El pasado sábado el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, sufrió un atentado con drones que detonaron explosivos en el marco del aniversario de la Guardia Nacional Bolivariana. El mandatario, quien se encontraba acompañado por su esposa Cilia Flores y el ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, salió ileso; pero siete uniformados resultaron heridos.

El hecho mismo viene a contaminar aún más la de por si complicada situación sociopolítica y económica del país bolivariano.

De manera inmediata, las autoridades salieron a denunciar el origen del atentado, y con una inusitada velocidad, y muy probablemente, sin todos los elementos a la mano, denunciaron que el presidente colombiano, Juan Manuel Santos y la ultraderecha venezolana avecindada en Florida, estaban detrás del intento de asesinato.

En las siguientes horas el grupo llamado “Soldados de Franela”, formado por militares en activo y en reserva opuestos a Nicolás Maduro, se atribuyeron el atentado afirmando que era parte de la “Operación Fénix”. El gobierno ordenó la búsqueda y aprehensión de los posibles autores materiales del atentado, y ha confirmado la detención de seis personas.

No es un secreto la existencia de ciertos grupos dentro del Ejército opositores al régimen venezolano, aunque para disipar el rumor de un posible golpe de Estado, el alto mando de la Fuerza Armada cerró filas en torno al presidente. Mientras desde la oposición nadie se ha manifestado en ningún sentido con respecto al suceso.

No podemos negar la turbulenta situación que vive Venezuela, ni tampoco las causas internas y externas de su actual crisis; asimismo, podemos estar o no a favor del gobierno de Nicolás Maduro, pero esas no son razones para no condenar enérgicamente el intento de asesinato que sufrió el mandatario.

De lo contrario guardamos un silencio cómplice. En ese sentido, llama poderosamente la atención que solo algunas naciones han condenado el hecho, al tiempo que Estados Unidos y México han guardado silencio. La Casa Blanca, incluso está acusando al régimen de Maduro de montar un teatro como justificación para recrudecer la represión contra sus opositores.

Asimismo, la Organización de los Estados Americanos (OEA), no ha realizado ningún pronunciamiento, al tiempo que diversos organismos latinoamericanos han condenado el evento.

No debemos olvidar que la solución a los conflictos venezolanos pasa únicamente por las manos de sus ciudadanos y las autoridades que los gobiernan.

Ningún gobierno, por más diferencias que tenga con el régimen de Nicolás Maduro, puede intervenir en las decisiones de aquel país, y mucho menos apoyar un magnicidio contra su presidente o festejar que alguien lo haya realizado.

Profesor investigador del TEC de Monterrey

@contodoytriques

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