Sin rumbo ni ruta ante el COVID

 

POLÍTICA SIN ÉTICA/Jonadab Martínez

Estamos ante dos problemas graves en México, por un lado la propagación del COVID-19, y por el otro, un gobierno insensible, con un Presidente soberbio, rodeado de súbditos que hacen oídos sordos a quienes sostienen al país (el sector empresarial) e indiferente a las recomendaciones de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).

Antes de que Andrés Manuel López Obrador publicara su informe trimestral, en el marco de la pandemia, la CEPAL emitió algunas recomendaciones para implementar urgentemente en la región, cuyas acciones ayudarían a mitigar la curva de contagio por la enfermedad del coronavirus (COVID-19), así como evitar consecuencias graves en la economía local.

Ante todo este panorama, es importante considerar lo que se avecina en el ámbito social, político y económico en México, pero de manera especial en Jalisco.

No se puede negar que la catarsis social será duradera, serán muchos meses de reflexión para saber quién y en qué momento tomó las mejores decisiones, y no solo me refiero a Gobiernos, sino también a empresarios o sociedad en general.

El informe de la CEPAL advierte que la crisis desatada por la enfermedad del coronavirus podría llevar al PIB de América Latina y el Caribe a una contracción de al menos -1,8% en 2020, aunque auguro que en México, podremos llegar hasta -3% del PIB.

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) de las Naciones Unidas afirmó que la región no tiene otra opción estratégica que avanzar hacia un modelo de desarrollo más sostenible a través de una mayor integración para mitigar los efectos de la pandemia del COVID-19 en la región.

En el estudio la CEPAL señala que solo con un nuevo modelo de desarrollo la región evitará volver a transitar por los caminos que condujeron a una situación en la que los efectos de la pandemia del COVID-19 pueden no solo ser devastadores en el corto plazo, sino también deteriorar las condiciones de la recuperación y el desarrollo.

Asimismo, insta a los gobiernos de la región a tomar medidas urgentes para abordar la emergencia sanitaria, la emergencia social y la emergencia económica.

En el largo plazo, llama también a los países a repensar sus estrategias de desarrollo, fortaleciendo la coordinación e integración subregional y regional para asegurar las cadenas de suministro de bienes críticos, promover una migración voluntaria, no forzada, aliviar la pobreza y fomentar la reducción de la desigualdad, y fortalecer el comercio intrarregional y las cadenas de producción, entre otras medidas.

El estudio indica que América Latina y el Caribe enfrenta la pandemia desde una posición más débil que la del resto del mundo. Antes de la llegada del COVID-19, la CEPAL preveía que la región crecería un máximo del 1,3% en 2020.

Sin embargo, los efectos de la crisis han llevado a cambiar esa previsión y pronosticar una caída del PIB de al menos -1,8%, aunque no se puede descartar que se llegue a contracciones de entre -3% y -4%, o incluso más.

Los efectos indirectos de la crisis desatada por la pandemia se están sintiendo en la región a través de seis canales externos de transmisión: 1) La disminución de la actividad económica de sus principales socios comerciales y sus efectos; 2) La caída de los precios de los productos primarios; 3) La interrupción de las cadenas globales de valor; 4) La menor demanda de servicios de turismo; 5) La reducción de las remesas y 6) La intensificación de la aversión al riesgo y el empeoramiento de las condiciones financieras mundiales.

Y a juzgar por lo que ayer manifestó nuestro Presidente, es claro que vamos muy mal, que no hay ruta ni rumbo.

De acuerdo con el estudio de la CEPAL, se prevé que el valor de las exportaciones de la región caerá por lo menos en 10,7% en 2020, debido a la disminución de los precios y a la contracción en la demanda agregada global.

Además, dado que la propagación del virus ha acelerado el uso de internet y de las tecnologías digitales, este aumento puede exacerbar las desigualdades derivadas del distinto acceso a las mismas entre los países y entre los grupos de ingresos.

De acuerdo con la CEPAL, para abordar la emergencia sanitaria es imperativo aplicar inmediatamente y de manera eficiente las medidas de contención sugeridas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), fortalecer los sistemas de salud y garantizar acceso universal a pruebas, medicamentos y curas.

Para abordar la emergencia social son necesarias medidas de protección de los ingresos para los grupos más vulnerables, medidas de protección del empleo, como los subsidios de desempleo e ingreso básico de emergencia, y medidas de apoyo a las pequeñas y medias empresas (PYMES) y los trabajadores por cuenta propia.

En tanto, para abordar la emergencia económica se requieren acciones de política fiscal, de política monetaria y de cooperación internacional, explica el estudio. En materia fiscal, se deben reorganizar presupuestos para implementar paquetes de estímulo fiscal a fin fortalecer los sistemas de salud, proteger los ingresos y minimizar la contracción de la economía.

En el área monetaria hay que procurar la estabilización de los tipos de cambio y preservar la solvencia y el funcionamiento del mercado bancario. Y para incentivar la cooperación internacional es necesario reconsiderar las políticas de préstamos concesionales y de graduación de los organismos internacionales.

También facilitar los préstamos a bajo interés y postergar el servicio de deuda a los países en vías de desarrollo, incluidos los de renta media.

Diputado de MC en el Congreso de Jalisco

@jonadabmartinez

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