Joyas malditas: El Diamante Hope

Su origen

Como si se tratara de una película de terror de bajo presupuesto, la historia del diamante Hope, es tan increíble como terrible.

La leyenda cuenta, que el impresionante diamante de color azul y de 115 quilates, fue robado de un templo en la India, del ojo de un ídolo esculpido en honor a la diosa hindú Sītā, esposa del dios y avatar Rāma.

Fue adquirido por primera vez por el comerciante francés, Jean-Baptiste Tavernier, entre los años 1660 y 1661.

Tavernier, se lo vendió al rey Luis XIV de Francia, quien lo mandó a cortar quedando de 67 quilates, pasó a ser conocido como el «Diamante Azul de la Corona», y fue parte del tesoro real hasta 1773.

 

El descanso de la maldición

 

Luego de la muerte de Evalyn Walsh McLean en 1947, víctima de una neumonía, el diamante pasó a sus nietos, quienes lo vendieron al famoso joyero Harry Winston quien, aunque siempre negó que existiera una maldición en torno a la joya, lo donó al Museo Nacional de Historia Natural de la Institución Smithsoniana 1958, enviándolo en un sobre de papel de estraza, por medio del servicio postal nacional.

En la actualidad el Diamante Hope y desde el año 1958, es una de las joyas más visitadas en el museo.

Se encuentra valorado en 250.000.000 de dólares americanos.

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