AMLO, ¿requiere reforzar su equipo de seguridad?

PUNTO CRÍTICO/Gabriel Torres Espinoza

Son numerosos los atentados fatales en contra de liderazgos fuertes y gobernantes carismáticos.

Para botón de muestra, algunos ejemplos: el presidente de Estados Unidos Abraham Lincoln, en 1865; el presidente Francisco I. Madero de México, en 1913; el guerrillero mexicano Pancho Villa, en 1923; el presidente mexicano Álvaro Obregón, en 1928.

El líder de la resistencia pacífica de la India, Mahatma Gandhi, en 1948; el presidente John F. Kennedy de Estados Unidos de América, en 1963; el líder revolucionario, Ernesto ‘El Che’ Guevara, en 1967; el líder norteamericano de los derechos civiles y premio Nobel de la Paz, Martin Luther King, en 1968; el candidato presidencial Luis Donaldo Colosio, en 1994; y el primer ministro israelí y también Nobel de la Paz, Isaac Rabin, en 1995, por mencionar tan sólo a algunos casos.

Resulta oportuno recordar lo anterior, debido a que el jueves pasado, un artefacto explosivo fue colocado al interior de una vieja camioneta estacionada frente a una refinería de Pemex, ubicada en la ciudad de Salamanca, Guanajuato.

En el lugar, un amenazante mensaje del autodenominado ‘Cártel de Santa Rosa de Lima’ que daba un ultimátum al Presidente de la República con la consigna de que detuviera los operativos contra el «huachicoleo», emprendidos al inicio de su administración.

En principio, la versión oficial señalaba que se trataba de “una falsa amenaza, una falsa alarma”.

Poco después, personal de las Fuerzas Armadas constató que la amenaza era real, pues los dispositivos encontrados sí eran explosivos.

López Obrador ha señalado que “el que lucha por la justicia no tiene nada qué temer”. No deja de ser irónico, y hasta cierto punto irresponsable.

También es una paradoja que el presidente de la República, pese a las muy amplias resistencias de la sociedad civil organizada, quiera afianzar la integridad física de las personas y de sus bienes, así como de las instituciones del Estado Mexicano, a través de las Fuerzas Armadas; por el contrario, para su persona (y la invesidura que ostenta, depositaria de la Jefatura de Estado, de Gobierno y de las Fuerzas Armadas), rechace al Estado Mayor Presidencial, el cuerpo de seguridad de élite, que se encarga de resguardar la integridad del Presidente.

Se trata de una razón de Estado. El diputado federal Tonatiuh Bravo Padilla, señaló: “la seguridad de un Jefe de Estado no debe estar sujeta a su voluntad, con todo respeto. Si alguien entra a buscar ser Jefe de Estado, está obligado a preservar las mínimas mecánicas de seguridad porque él, ya no se pertenece sólo a él, pertenece al Estado Mexicano”.

En cualquier parte del Mundo, el presidente de la República está obligado a someterse a las indicaciones de su cuerpo de seguridad, llámese Servicio Secreto [E.E.U.U.] o Estado Mayor Presidencial [México]…

Director general de la Operadora SURTYC de la U de G

@Gabriel_TorresE

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