CAVILANDO ANDO/Alfonso García Sevilla
Después de ver el debate, sin sustancia y poca propuesta, más allá de las ya sabidas acusaciones y descalificaciones entre candidatos y un excesivo protagonismo de los ¿moderadores?
Me quedan más claridades: el que sea presidente difícilmente cambiará las cosas para bien en el país, debido a que el motor fundamental para hacerlo que es la educación, no lo plantea ningún candidato con una reforma a fondo que modernice la formación docente, mejore las instalaciones educativas, actualice planes de estudio y evite la deserción escolar.
El gran reto que tenemos como país es elevar nuestro promedio educativo, pasar de la secundaria terminada a mínimo hacer cumplir el tercero constitucional de bachillerato obligatorio a toda la población, a transitar de una sociedad de obreros a una de profesionistas, de maquiladores a desarrolladores de pensamiento y en consecuencia, en generadores de riqueza a partir del aprovechamiento interno de la enorme cantidad y diversidad de recursos naturales que tenemos.
Sin embargo, la situación que priva en la actualidad no me hace sentir optimista, sobre todo porque seguimos inmersos en una polarización social, en el enfrentamiento, pedimos nivel en los políticos cuando en las redes sociales exhibimos nuestras carencias, cuando en la convivencia diaria seguimos viendo espacios públicos «apartados» con cubetas o invadidos por automóviles, calles sucias porque la gente sigue tirando basura, niños sin atención paternal y sin motivación por el estudio, y sobre todo, seguir siendo una sociedad dominada por la violencia.
«Los pueblos tienen los gobiernos que se merecen» frase de Joseph de Maistre que hoy debería hacernos reflexionar en que el gobierno no es otra cosa que el reflejo de la sociedad, que los políticos no surgen por generación espontánea, que son producto de las instituciones sociales que los formaron y que estas no están cumpliendo su obligación, llámese familia, escuela, entorno laboral, en pocas palabras, el Estado Mexicano está fracasando en hacer valer la patria que el constituyente de 1917 visualizó para nosotros.
Y tú… ¿Vas a seguir esperando que tu candidato cambie tu realidad o harás algo, más allá de las redes sociales, para hacerla posible?
