El populismo y sus riesgos

LAS REGLAS DEL JUEGO/Carlos Arias Madrid

El populismo se sustenta en la esperanza democratizadora de regresar el poder político al pueblo.

Los populistas prometen remplazar a los partidos políticos para que sean los ciudadanos los que decidan el rumbo del país; justifican y soportan sus determinaciones con la voz del pueblo; son gobiernos improvisados, sin rumbo claro; cada mañana puedes esperar cualquier cosa.

Los populistas sostienen que la sociedad se divide en dos grupos con intereses antagónicos: ricos contra pobres; el pueblo contra las cúpulas; los ciudadanos contra los políticos; los “fifís” contra los “chairos”; etcétera.

Consideran que la política se desarrolla en un conflicto permanente entre el pueblo bueno y sus opresores, maniqueo, sin medias tintas, estas del lado del pueblo o en su contra.

El populista se erige como un paladín de la democracia y el defensor del pueblo que lucha contra los poderosos capitalistas que como villanos en todo momento conspiran en contra del nuevo gobierno y su ideario de “transformación”.

El populista pretende a toda costa lograr su cometido, no importa si en el camino pisotea principios democráticos como la libertad de expresión, la división entre poderes, la pluralidad política y la alternancia en el poder.

El populista, se asume redentor de las causas del pueblo, líder bondadoso que a cambio de nada y a costa de todo, sacrifica su vida por la salvación de la nación.

El populista, privilegia la distribución del ingreso y no le preocupan los riesgos de la inflación ni el quebranto de las finanzas públicas.

Los gobiernos populistas impulsan la radicalización de la democracia entre los que están a favor de su lucha y los que están en contra; “una ideología de resentimiento” entre buenos y malos; sin importar sus antecedentes todos tienen derecho a la salvación, aun los personajes más deleznables tienen derecho a redimirse y “estar del lado correcto de la historia”

Hasta ahora, el Presidente Andrés Manuel López Obrador, se ha mostrado como un líder populista tradicional.

Se erige como la voz del pueblo y la única esperanza para rescatar el País de las garras de la corrupción.

Un gobierno que acapara la agenda pública, monopoliza la narrativa política nacional, califica y descalifica a propios y extraños, sin un proyecto claro del rumbo hacia donde dirige el País, cada mañana anuncia una nueva sorpresa.

Controla a su antojo al Poder Legislativo, desafía la soberanía de las entidades federativas, mantiene un frente abierto en contra del Poder Judicial y desacredita cualquier organización social que sea distinta o antagónica a su proyecto de nación.

En pocos días, ha puesto en riesgo la estabilidad financiera del País; interviene de manera directa y modifica las sentencias de la Suprema Corte; y pone en jaque el orden institucional.

Ante esto, es claro que la resistencia al populismo es la sociedad civil organizada y la fortaleza que puedan mostrar las instituciones del Estado, ante el intento populista de colonizar todos los aspectos de la vida pública del País.

De igual manera, los partidos políticos están llamados a ser una oposición sería y responsable, comprometida con la estabilidad de la nación.

Integrante del Consejo y de la Comisión Política del PAN Jalisco

@ariascontigo

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