Elecciones en riesgo en territorio wixárika

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POLITICAMENTE INCORRECTO/Carlos Maguey

Antes de arrancar, quiero dar las gracias a la Güera por el espacio para escribir esta columna que será religiosa, no por los temas que de los que se ocupe, sino porque aparecerá cada que Dios quiera.

Inmerso todo el estado en un proceso electoral para renovar todos aquellos puestos que pueden ser votados, Jalisco está viviendo unas campañas que en cosa de tres semanas estarán llegando a su final con las jornada de votación del 1 de julio (por cierto, las últimas que se efectúen en julio, pues las subsecuentes ya ser realizarán el primer domingo de junio).

Mientras los candidatos a la presidencia de la República se pelean por demostrar que todos son igual de malos; dos aspirantes al Gobierno del Estado se la pasan denunciándose mutuamente para acusar al otro de ser más pillo; los abanderados a diputados federales y locales ven pasar las campañas desde sus hamacas (salvo algunas excepciones como Ramón Guerrero “el Mochilas” de MC y Tomás Figueroa del PRI).

Pero mientras eso sucede las comunidades wixaritari de Jalisco padecen, como desde hace siglos, momentos de abandono. Este grupo étnico, al que estamos mal acostumbrados a llamarles huicholes, ha sido históricamente relegado por todo tipo de autoridades.

El pueblo wixárika se ha esforzado por vivir en una dualidad: por un lado viven respetando sus ancestrales cultura, forma de gobierno y religión; pero al mismo tiempo han sabido jugar bajo las reglas de nuestra forma de organización política. Así, los wixaritari de San Sebastián Teponahuaxtlán han peleado, y ganado, en tribunales la restitución de tierras que desde mediados del siglo pasado, el presidente Adolfo Ruiz Cortinez les arrebató para entregárselos a un grupo de ganaderos de Nayarit.

Pero una vez que los tribunales han reconocido los títulos de propiedad virreinales, las autoridades federales no han logrado ejecutar las sentencias para que se les restituyan las tierras debido a que hace falta que se asignen recursos económicos para indemnizar a los ganaderos tal como lo marcan las resoluciones.

Ante este incumplimiento (a pesar de que los tribunales les han concedido la razón), los wixaritari han decidido impedir que se realice el proceso electoral en su territorio. Nadie hace campaña, no permitirán que llegue el material electoral y, evidentemente, no permitirán que se instalen las casillas el 1 de julio, a menos que antes de la jornada, les sean restituidas sus tierras.

Claro que esta decisión no impactaría la elección presidencial, ni las de diputados o senadores, tampoco de gobernador. Pero sí pondría en riesgo la elección municipal, pues de acuerdo con el artículo 638 del Código Electoral y de Participación Social del Estado de Jalisco, es causal de nulidad de una elección, la falta de instalación del 20 por ciento de las casillas. En Mezquitic en la jornada de 2015 sólo se instalaron 23 casillas, así que la falta de instalación de 5 casillas, sería suficiente para que toda la elección de presidente municipal, se considerara nula.

La ineficiencia de las autoridades federales para ejecutar la elección, está poniendo en riesgo la elección de una autoridad municipal en Mezquitic, uno de los municipios con mayor rezago del país. Esta es una evidencia del desinterés por aquellos que más necesidades tienen y que deberían recibir una atención prioritaria.

Asesor de la CEDHJ

@carlosmaguey

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