Construido entre 1790 a 1800, el Puente de las Damas unió, cruzando el arroyo El Arenal, a la parte de la Guadalajara -Jalisco- criolla y mestiza, con uno de sus barrios más tradicionales y antiguos, el de Mexicaltzingo, habitado por hombres y mujeres indígenas, provenientes de distintos pueblos originarios del país.
Con el paso de los años, el Puente de las Damas fue sepultado por el paulatino e incontenible crecimiento urbano. Hoy, su restauración constituye una invaluable contribución para comprender nuestra identidad, así como para enriquecer la recuperación de la memoria colectiva de las y los tapatíos, pues es un símbolo del patrimonio histórico de Guadalajara.
