¿CÓMO?

Más dudas que certezas me quedan, y creo que a muchos mexicanos también, de la manera en que el siguiente inquilino de Los Pinos resolverá de fondo la grave situación que prevalece en la temática que este domingo abordó el debate presidencial.

Lo único que me queda claro es que será una elección entre AMLO y Anaya.

 ¿Será posible que los mismos políticos, que a lo largo de los últimos 2 sexenios se les ha ido de las manos el país, tengan la capacidad de revertirlo?

En los recientes doce años los males que ayer se pusieron a debate han aumentado exponencialmente: inseguridad, corrupción e impunidad, dicho por todos los organismos locales e internacionales que los han medido. 

No escuche nada contundente al respecto, más allá de la propuesta del «Bronco» de cortarles la mano a los corruptos; lo demás divagaciones sin fundamentos, ni el cómo resolverlos ni reformas integrales a los tres poderes que inhiban las prácticas corruptas o garanticen que la impunidad se erradicará.

Al contrario, los aspirantes se lanzaron acusaciones de estar envueltos en actos de corrupción: La estafa maestra de Meade, AMLO y su oscura forma de vida opulenta a costas de la franquicia de MORENA, Anaya y su nave industrial. 

En materia de seguridad igual, más allá de la propuesta de Anaya del desmembramiento de los cárteles con base en la experiencia italiana, no escuche nada serio. AMLO mostró que su ventaja radica en el hartazgo de la gente hacia los partidos políticos que han gobernado México los últimos dos sexenios, no aprovechó para detallar sus propuestas, solo esgrimió evasivas y verborrea sin sustancia.

Quien gane la elección conformará un gabinete con políticos que han demostrado su falta de capacidad, compromiso e independencia para llevar a cabo una responsabilidad mayúscula ¿Hay posibilidades de enderezar la nave con los mismos que han sido parte del problema?  

¿Usted qué opina?