Miguel Díaz-Canel y el paso del tiempo

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DIVISADERO/Eduardo González 

La historia siempre nos alcanza. Las generaciones se sobreponen unas a otras.

El inexorable paso del tiempo limita nuestras decisiones, coloca diques al paso de nuestras acciones.

Cuando pensamos que no pasa nada, lo que pasa es el tiempo.

Casi sesenta años después del triunfo de la revolución cubana, llega a la presidencia el primer cubano nacido después de 1959, que no se apellida Castro y que no es militar, Miguel Díaz-Canel.

El relevo generacional no comienza con el arribo de Díaz-Canel, desde hace al menos diez años dio inicio el andar de reformas económicas y políticas de la mano de los nuevos cuadros gubernamentales en la isla.

No negamos que es una clase política preparada por los militares revolucionarios, pero gran parte de ella, no solo no participó en la revolución, sino que ni siquiera pertenecen a las fuerzas armadas.

El camino se fue construyendo desde aquel 31 de julio de 2006 cuando Raúl Castro tomó provisionalmente el liderazgo cubano, y en febrero de 2008 se convirtió en presidente, pero con la presencia del comandante Fidel haciendo las veces de visor y censor de los movimientos de la clase política cubana con la mirada puesta en la sucesión.

Con el nuevo presidente de Cuba, que solo podrá ocupar la jefatura de Estado dos mandatos de cinco años, no llegarán todos los cambios que dentro y fuera de la isla se piden; pero tampoco se mantendrá el status quo como la clase gobernante lo desea.

A querer o no, y respondiendo a diferentes velocidades, a partir de este momento la revolución cubana comenzará a caminar por senderos diferentes a los andados en los últimos sesenta años; sin que esto signifique, por lo pronto, que Raúl Castro no mantenga el control político del país desde la posición de primer secretario del Partido Comunista de Cuba hasta 2021.

Los principales retos de la nueva presidencia cruzarán por ampliar la descentralización del Estado; actualizar el modelo económico; construir su legitimidad más allá de Fidel y Raúl; sortear el embargo económico de Estados Unidos y mantener lo alcanzado por Raúl y Obama  nivel diplomático lidiará con el recrudecimiento del bloqueo que Estados Unidos le aplica desde 1962.

El presidente Donald Trump dio marcha atrás al acercamiento que había con la isla desde finales de 2014; unificar las dos monedas nacionales que circulan en el mercado y eliminar las tasas de cambio preferenciales para empresas estatales.

Todo ello, deberá conseguirse con el andamiaje institucional que recibe el nuevo presidente, donde el Partido Comunista, las Fuerzas Armadas Revolucionarias y el Consejo de Estado son los pilares del poder.

No hay duda que esta es la segunda ocasión en que se logra una transición ordenada y pacífica en el sistema político cubano, la primera fue el retiro de Fidel.

Lo que queda esperar es saber si Miguel Díaz será un dirigente de transición o un líder modernizador. Para conocer eso falta tiempo.

 

Profesor investigador del Tec de Monterrey

@contodoytriques


 

 

 

 

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