CAVILANDO ANDO/Alfonso García Sevilla
En su edición de hoy, el diario «Reforma» da a conocer una investigación realizada por La Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), misma que encontró irregularidades en el programa de tarjetas para los damnificados de los sismos de septiembre pasado.
De ahí se desprende que Bansefi emitió 4 mil 574 tarjetas para mil 495 beneficiarios; es decir, se hicieron 3 mil 79 plásticos de más, y se transfirieron casi 69 millones de pesos.
Ante ello, la organización ciudadana «»Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad» (MCCI) contactó a los damnificados cuyos nombres aparecen con más de 34, 26, 18, 16 y 14 tarjetas cada uno, de ellos, cinco de los 11 damnificados ubicados, a cuyo nombre se emitieron entre 34 y 10 tarjetas, viven en comunidades marginadas de Chiapas y ninguno recibió tarjetas de más, Inclusive a dos de ellos no se les ha entregado apoyo o tarjeta alguna.
Esta investigación se origina a partir de los reclamos hechos por los damnificados que señalaron dinero faltante en las tarjetas que recibieron, por lo que Bansefi presentó una denuncia ante la PGR para que se investigara la posible clonación de 57 plásticos en Oaxaca y Chiapas.
Esta es la punta del iceberg, cabe recordar que a la fecha no se ha informado acerca del destino de los recursos que otras naciones y organismos internacionales donaron para la atención de las víctimas del sismo de septiembre pasado y para la reconstrucción de las viviendas afectadas en los estados más perjudicados y que asciende a los 3 mil 580 millones de pesos, según se dio cuenta en su momento.
Ante este evidente acto de corrupción, vale la pena no apostar a la desmemoria que nos caracteriza, más en estos tiempos electorales y a la ambición desmedida que han mostrado los políticos en nuestro país.
Hay que evitar que este dinero que originalmente estaba destinado a la ayuda humanitaria no termine en campañas o peor aún, en un paraíso fiscal como ha pasado con una gran cantidad de recursos públicos en beneficio de un puñado de políticos transas bajo el cobijo de un sistema que privilegia la impunidad por encima de la desgracia colectiva.
