Manipulación del deporte a través de la política

Rulas2

CON CHANFLE/Raúl de la Cruz

No es nada nuevo que Enrique Alfaro convoque a ex jugadores de las Chivas a una cascarita en la ciudad de Lagos de Moreno ni tampoco fue casual que hay convocado a ex jugadores de Leones Negros para otro encuentro en el Salto Jalisco.

El Mesías de Jalisco sabe perfectamente que el atractivo de los ex jugadores le genera simpatías, en consecuencia votos en la próxima elección.

Pero el asunto del deporte en procesos electorales no es prioridad del señor de las basuras, todos los personajes y partidos políticos de todos los colores lo hacen.

Lo curioso del caso es que Enrique Alfaro dice ser “diferente”. ¡Mentiras! Es igualito a los demás.

No obstante, los acontecimientos deportivos sufrieron el uso político a lo largo del tiempo. La política tiene como objetivo principal el manejo de grandes masas para mantener y controlar el poder.

El futbol se ha convertido en un títere para manipular las masas para desviar la mirada en los aspectos y valores realmente importantes de una sociedad.

Y, lo más lamentable, es la eficacia que tienen en muchas personas de nuestra sociedad. El futbol es un espectáculo en el que el pueblo olvida sus problemáticas (como por ejemplo el estado económico del país).

El futbol es como un “remedio” para satisfacer necesidades y despejarse de los problemas.

Debemos entender que el futbol es un deporte que muchos utilizan para llegar al poder, como el caso mencionado arriba.

Cada dos por tres días aparece una nueva noticia de corrupción en el ámbito futbolístico y lo único importante para los aficionados es ganar, a cualquier precio, sin importar lo más mínimo la ilegalidad de los actos que lleven a cabo los clubes.

En ese sentido este deporte constituye un mecanismo de cohesión social inclusivo. Los equipos futbolísticos son sociedades y los líderes empresarios.

Las fortunas que se mueven en este deporte son de millones y millones. Los partidos se privatizan por canales televisados para que se paguen.

Los jugadores se venden, no por el equipo que más trabaje o concuerde con sus gustos o necesidades, sino al equipo que más dinero pague, en consecuencia se venden con políticos para “agarrar hueso” o para mantener la vigencia.

Muchos de ellos se convierten en promotores del candidato y terminan como funcionarios sin tener capacidad.

Cuántos han fracasado estrepitosamente como por ejemplo Carlos Hermosillo a quien la Auditoría Superior de la Federación detectó un sobre ejercicio en “servicios personales” por más de 6 millones de pesos en la Cuenta Pública 2008 durante su gestión en CONADE. En la presidencia de Calderón. Ejemplos de esos, sobran.

Secretario de Comunicación del STAUdG

@rulasdelacruz

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