TRIBUNA/César Iñiguez
El domingo pasado en el municipio de Nochixtlán, Oaxaca, se registró un enfrentamiento entre policías federales y estatales contra un grupo de maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), quienes en protesta por la reforma educativa, en la que ha sido cesados miles de maestros afiliados a su gremio, tenían bloqueadas algunas avenidas, carreteras y vías de comunicación, de aquella entidad.
En un operativo, un importante grupo de uniformados del gobierno federal intentó desalojar a los maestros que dejó un grave enfrentamiento con saldo rojo; del lado oficial se menciona que seis personas fallecieron y 53 más quedaron heridos; mientras que los líderes de la CNTE señalan que fueron ocho personas fallecidas, 45 lesionados y mantienen un número de 22 desaparecidos.
Aquí saltan algunas preguntas que esperemos sean resueltas a la brevedad:
¿Qué hacían policías federales y estatales con armas de fuego y de alto poder para disolver una manifestación?
De confirmarse ¿por qué cortaron la energía eléctrica en el municipio y la señal de las comunicaciones?
Tanto del lado de los policías, como del lado de los manifestantes hubo heridos por arma de fuego ¿había entonces armas de fuego del lado de los maestros?
Los muertos y gran parte de los lesionados de lado de la CNTE mantienen un perfil de 20 a 30 años de edad, todos varones, ninguno de ellos era profesor.
¿Son de un mismo grupo con estas características y por qué la uniformidad en el perfil de las víctimas? ¿Era un grupo sembrado, o eran quienes estaban al frente del contingente? ¿Por qué esas similitudes?
Sin duda, el actuar de la autoridad fue un exceso que debe dejar responsables y sancionados por ello; en la disolución de cualquier manifestación es inconcebible que se pierdan vidas; es un abuso, un hecho repudiable.
También, derivado de las investigaciones debe de esclarecerse, qué tipo de manifestantes eran los que se encontraban en el lugar; porque en aquellas que se sabe del choque con la policía se presentan de manera casual encapuchados, con palos, piedras, tubos, bombas molotov y demás artefactos que enfrentan a los uniformados.
Así han pasado en muchas manifestaciones y enfrentamientos con la policía; en cumbres de naciones, firmas de tratados, reuniones de mandatarios y jefes de estado.
La CNTE se ha caracterizado por la radicalización de sus manifestaciones, discursos y posiciones; se han conocido no de uno, sino varios enfrentamientos con la policía y las autoridades en varias partes del país, que han desembocado en destrozos, pérdidas materiales y vandalismo.
Lo que también es una realidad es que el gobierno federal no sabe procesar este tipo de conflictos, de manera burda ataca y pretende acallar a un sector de la sociedad que es evidentemente opositor a él; y es inconcebible el abuso de la fuerza, el abuso de autoridad y la pérdida de vidas.
La incapacidad, ineptitud e ineficiencia del gobierno federal que encabeza Peña Nieto, con sus abusos, le da fuerza a un movimiento magisterial que lo desafía y que día a día muestra más su oposición.
