El nuevo Twitter

HABLEMOS DE DERECHOS

Salvador Romero

La reciente compra de Twitter por parte del magnate Elon Musk ha traído como consecuencia una serie de decisiones y acciones radicales que seguramente cambiarán profundamente la cara de esta importante plataforma en sentidos que debieran preocuparnos a todos, incluso quienes no la hayan utilizado.

Twitter nació en el año 2007 y durante estos 15 años se ha logrado posicionar como la plataforma más importante para conocer información, pensamientos y opiniones de personajes e instituciones de todos los ámbitos, a través de la difusión pública y abierta de mensajes breves (microblogging) de hasta 140 caracteres (280 desde 2017), generando un campo de cultivo fértil para que coexistieran en ella, casi como iguales, todos sus usuarios, sin importar su relevancia pública, por ejemplo: el hombre más rico del Planeta con el más pobre.

Otra de las reglas que permitió que Twitter creciera rápidamente fue la posibilidad de interactuar desde el anonimato ya que, a diferencia de otras redes sociales, en esta plataforma se facilitaron las reglas para que fuera muy sencillo abrir una cuenta sin necesidad de verificar identidad, posibilitando difundir opiniones, críticas o pensamientos desde el anonimato, lo cual es indispensable para que exista absoluta libertad de expresión y, en ese sentido, la plataforma Twitter se convirtió en un bastión de este importante derecho.

Aunado a ello, otro enorme factor de popularidad de la plataforma fue la incorporación de los #hashtags y de los “trending topics” o temas de moda, producto de las tendencias que los propios usuarios generan de manera orgánica y genuina durante su navegación dentro de la plataforma, lo que produce un atractivo adicional para navegar dentro de dicha plataforma, con información que no te brinda con ese alcance ninguna otra red social.

Sin embargo, esas mismas reglas también han provocado los principales problemas de la plataforma, por ejemplo, a través de la proliferación de cuentas falsas, conocidas como “bots”, que son un verdadero cáncer dentro de Twitter, pues entre sus objetivos más populares se encuentran la manipulación o cancelación de otros usuarios, el ataque, ofensas o inhibición a otros usuarios, o la generación artificial de tendencias o temas de moda, con el objeto de conseguir publicidad “gratis” o borrar rápidamente tendencias reales sobre temas incómodos para quien pueda pagar o controlar algún “ejército de bots”.

Otro enorme problema generado por la plataforma ha sido la proliferación del discurso de odio, así como darle un megáfono gigantesco a personajes polémicos, como Donald Trump que, en muchos sentidos, gobernó desde dicha plataforma al país más poderoso del Mundo, a través del ataque, descalificación y ofensas a quienes se oponían o criticaban sus decisiones, lo que generó un enorme encono y distanciamiento entre sus seguidores y opositores, lo que obligó a la plataforma a suspender su cuenta cuando decidió utilizarla para desconocer su derrota electoral en 2020 e incitar a la violencia a sus seguidores.

Esta decisión en concreto molestó a otro personaje peculiar, Elon Musk, considerado como la persona más rica del Mundo, quien hace unos días compró finalmente la plataforma con la promesa de garantizar la libertad de expresión de personajes incluso como Trump y, además, con el objeto de monetizarla al máximo para convertirla en una “mina de oro”, lo que de inicio le ha llevado a tomar polémicas decisiones como despedir a más de la mitad de toda su plantilla y anunciar el cobro de $8 ocho dólares mensuales (casi $2,000 pesos al año) a los usuarios que pretendan mantener su estatus de “verificados”, por ejemplo.

¿Qué pasará con Twitter en los próximos meses y años? Crecerá o desaparecerá, no hay forma de saberlo, pero me preocupan mucho dos temas:

Primero, que en aras de la libertad de expresión se permitan comportamientos abusivos, apologías del delito y ataques contra personas o instituciones que puedan poner en riesgo a otras personas o, incluso, a instituciones democráticas.

Segundo, que toda la información y datos personales de sus usuarios estarán ahora en poder de un magnate que no parece tener muchos escrúpulos para los negocios y que, seguramente, no dudará en explotarlos para acrecentar su enorme riqueza, con todos los enormes riesgos que representa que una base de datos personales tan gigantesca e importante como Twitter pueda ser comercializada para vendernos algo o, incluso, para manipularnos.

Presidente ITEI Jalisco

@chavaromero

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.