Huachicoleo sin memoria

CAVILANDO ANDO/Alfonso García Sevilla

22 de abril de 1992 pasó a la historia como el primer caso de escándalo en cuanto a robo de combustible, ocurrido en el ducto Salamanca-Guadalajara, y que muchos esperábamos fuera un parteaguas que cambiará la abúlica y desarticulada sociedad civil a una crítica, secular y propositiva, preocupada y ocupada en la problemática social con una participación seria y activa; el haber hecho sucumbir el régimen priista en Jalisco, auguraba mejores cosas para nuestro estado.

23 años después y en plena crisis por el desabasto de gasolina, por la presunta guerra contra los “huachicoleros”, se exhibe la polarización social, el encono, el enojo por algo que afecta a TODA la población.

De las autoridades no hablemos, el 22 de abril nos advirtió sobre un grave problema que en 26 años NO se atendió como debía ser y que en contubernio con altos mandos de Pemex creció como la espuma, sin que se le pusiera un freno, en detrimento de la nación y cuyos culpables, de todos los niveles,  deben ser enjuiciados, sí realmente se quiere mandar la señal de que el combate a la corrupción va en serio.

Asimismo, es bien sabido que en México se gobierna con la ocurrencia, sin planificación y sin tener la mínima preocupación por la gente, tal como la “¿estrategia?” si pies ni cabeza de López Obrador  para combatirlos, los estragos están a la vista de todos y resulta indefendible tratar de justificarlo con juicios de valor recurrentes de combate a la corrupción, al saqueo que han hecho los “prianistas”, a cuestionar por qué por la gasolina se quejan pero no por feminicidios, desabasto de medicinas en hospitales públicos, y un largo etcétera…

Este país desde la colonización ha sido saqueado, el extranjero ha encontrado en México un paraíso de recursos naturales baratos y jugosos negocios leoninos, como la banca, telecomunicaciones, minería, pesca, maquila, hotelería, y otro largo etcétera, siempre con la complacencia de los gobiernos en turno, que, repito, les interesa todo menos el bienestar de sus gobernados.

Lo lamentable del asunto es que ante estos escenarios, la gente lejos de organizarse y actuar de forma madura, seria y responsable, lo hace fanatizada, pensando que el gobernante en turno, por arte de magia, resolverá toda la problemática del país.

¿Recuerdan la euforia nacional del “cambio” que generó Vicente Fox y el doloroso despertar? ¿Hasta cuándo los mexicanos dejaremos la enorme responsabilidad de los asuntos públicos en mano de una generación de políticos que ha demostrado su incapacidad sexenio tras sexenio y han dejado una estela de pobreza y desesperanza social?

Hasta que despertemos la conciencia colectiva, este país seguirá polarizado en favor de tal o cual político y la sociedad desmemoriada sin recordar el pasado, condenada a repetirlo sexenio tras sexenio.

Politólogo, profesor universitario y miembro del claustro académico del Itei

@aagsevilla

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