Otra vez, la cuesta de enero

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PESIMISMO ILUSTRADO/Jorge Rocha

El lunes pasado llené el tanque de gasolina de mi auto y el litro de magna estaba en 16.99 pesos, ya casi 70 centavos más de lo que estuvo a principios del año 2017 cuando fue el llamado “gasolinazo”.

Pero este lunes varias gasolineras de la ciudad cobraban el precio de litro de gasolina magna en 17.21 pesos, es decir, prácticamente se incrementó en un peso el precio por litro de un año para acá.

Aunado a lo anterior, llegó a casa mi último recibo de gas L.P. y noté un notable aumento en el monto a pagar, ya que el costo por litro pasó de 7.99 pesos a poco más de diez pesos, es decir, aumentó dos pesos por litro.

Estos fenómenos inflacionarios se dieron por la liberalización de precios que se dio a finales del año pasado y con lo cual ahora los precios de gasolinas y gas L.P. estarán sujetos a los dictados del mercado.

Junto con esto, hace unos días el INEGI mostró los datos de la inflación del año 2017, que cerró en 6.77%, que es la mayor desde el año 2000 donde fue del 8.96%.

Es decir, experimentamos el mayor incremento de precios después de tres lustros; y fueron precisamente los precios de los energéticos uno de los principales factores que impulsaron esta dinámica.

Si retomamos lo que hablábamos antes de la liberalización de los precios de gasolinas y gas LP, entonces podemos anticipar que 2018 será lo mismo y existe una gran probabilidad de que tengamos nuevamente esta fuerte inflación.

Dentro de los datos que arrojó el INEGI, llama la atención que las frutas y verduras tuvieron un incremento de sus precios del 18.60% en 2017, que es la mayor cifra en este rubro desde el año 2002 cuando fue del 22.23.

De acuerdo al INEGI, otro de los causantes de esta inflación fue el aumento en la paridad del dólar frente al peso.

En resumen, energéticos, alimentos y el dólar fueron los tres factores que se conjugaron para tener esta inflación tan alta. En contra parte, el incremento del salario mínimo pasó de 80.04 pesos por día a 88.36 pesos, es decir, experimentó un aumento del 10.4%.

Recordemos que este aumento tuvo fuertes críticas, ya que si de verdad se quería rescatar el poder adquisitivo de las familias el salario mínimo necesitaba crecer más.

En los años ochenta se hizo costumbre que los comienzos de año fueran muy difíciles para los hogares y se empezó a utilizar la imagen de la cuesta de enero, parece que hemos vuelto a esas viejas prácticas donde el inicio del año se vuelve muy complicado para muchas familias y donde la única manera de resolverlo es trabajando más, comprando a crédito o reduciendo el consumo.

Agradezco a Eugenia Barajas la invitación a incorporarme a este proyecto.

Profesor investigador del ITESO

@JorgeRochaQ

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