ESCAMOCHA/José Díaz Betancourt
Tuvieron que pasar 50 días de contingencia y la llegada de una fecha significativa de reconocimiento internacional para la profesión de enfermera (12 de mayo)- la otra es el tradicional 6 de enero fecha muy festejada en México- para que en medio de la crisis se realizara un agradecimiento importante a esta figura esencial de la atención a los enfermos.
Será imposible saber si esta conmemoración contribuirá a contrarrestar las agresiones a las enfermeras durante esta contingencia, porque igualmente oscuras son las causas por las que la condición humana puede ser tan vil para atentar contra este personal que está trabajando bajo condiciones de adversidad aunque no todas las enfermeras estén a cargo de Covid, recordemos que el trabajo normal de atención hospitalaria no cesa.
Y es que el único dato incontrovertible, entre esta indescifrable ola de ataques es que la mayoría de estos se ha perpetrado contra ellas, enfermeras, doctoras, personal auxiliar, cuyas declaraciones han sido contundentes “no tengo porque cambiarme el uniforme del que me siento orgullosa”.
Según notas locales poco más del 80 por ciento de estas agresiones ha sido contra las mujeres profesionales de la sanidad cuyas denuncias han sido documentadas bajo la modalidad de discriminación lo que resulta una pena sencilla para los causantes pues el castigo en Jalisco, por ese delito, es uno de los más blandos de todo el país.
Vale la pena comenzar a considerar que se pueda añadir alguna pena de las consideradas de querella de violencia de género por la descarada y cruel forma en que los agresores han actuado en contra de las enfermeras.
Apostilla
Bueno pues se avizora un vendaval de movilidad con el regreso a las actividades y desesperados chavos ya organizan fiestas con su propia versión de ataque al Covid la meta es contagiarse todos. Eso circula en las redes y además hay que pagar cover.
