ESCAMOCHA/José Díaz Betancourt
Como quiera que sea el enorme esfuerzo que la Universidad de Guadalajara y otras instituciones oficiales realizan, para que los niños y jóvenes estudiantes se pongan al corriente con sus planes de estudio correspondientes a los ciclos escolares y de educación media superior y profesional, así como el ingenio y la organización que se estimen para operar una logística que ya se presume complicada, se ha topado en el camino con un fuerte obstáculo.
El rezago de la conectividad nacional ya debía haberse resuelto totalmente hace casi siete años, cuando menos tendría que haber recibido un aliciente significativo en los últimos 14 meses para poder aspirar hoy a uno de los derechos más sustanciales de una democracia nacional.
De acuerdo al Centro de investigación en política pública en el índice de internet inclusivo, México se ubica en el lugar 45 de 100 países evaluados y posee el lugar 56 en asequibilidad detrás de Chile, Brasil, y Colombia
Esta carencia nos remonta a las promesas de los gobiernos de los últimos 20 años que comenzaron a instrumentar las políticas públicas para la conectividad total, una última evaluación nos asegura haber escalado algunas posiciones pero lo cierto es que hoy el acceso a internet le cuesta a los estudiantes jaliscienses y a los mexicanos.
Ya sea por teléfonos inteligentes o por servicio directo la posibilidad de acceso a internet es caro y malo, la velocidad y calidad de las señales de las empresas mexicanas es deficiente y aparece en los últimos lugares del estudio ya citado.
El crecimiento de una conectividad democrática traería como consecuencia un mejoramiento del servicio pagado y la aparición de no pocas modalidades educativas para los niños y jóvenes en curso.
Apostilla
Qué bueno que contamos con Guillermo del Toro y con la Virgen de Zapopan para que nos cuiden y aparezcan para enfrentar los infortunios que los ciudadanos jaliscienses padecemos.
