HABLEMOS DE DERECHO/Salvador Romero
El derecho humano a la privacidad es indispensable en un estado democrático y en México dicho derecho está tutelado por nuestra Constitución Federal.
Desafortunadamente dicho derecho ha visto incrementada su vulnerabilidad con la aparición de nuevas tecnologías de información y comunicación (TICs), y precisamente una de las formas modernas de violentar ese derecho es a través de las figuras denominadas violencia digital y ciberacoso, entre otras.
Desde los orígenes de Internet se empezó a vislumbrar el potencial que éste tenía para la difusión de datos personales sensibles en masa, sin el consentimiento de su titular, especialmente aquellos relacionados con temas pornográficos y/o sexuales.
Actualmente, además, las herramientas y plataformas modernas como las redes sociales digitales, los “teléfonos inteligentes” y las “aplicaciones”, hacen que el riesgo de «viralizar» ese tipo de contenido sin el consentimiento de las personas (normalmente mujeres) que aparecen en él, haya alcanzado niveles muy alarmantes.
En ese contexto, en el año 2012 una joven mexicana de nombre Olimpia Coral Melo, vivió en carne propia una violación grave a su privacidad derivada de esta conducta perniciosa de su entonces pareja, al difundir sin su consentimiento un video personal con contenido sexual, llevándola a una crisis que incluso la orilló a intentarse quitar la vida.
Afortunadamente, Olimpia no tuvo éxito, y después de superar su depresión se convirtió en una activista, cuyo objetivo es lograr reformar las leyes del país para establecer una prohibición expresa que posibilite sancionar este tipo de conductas tan graves para nuestras jóvenes.
Su esfuerzo ha generado ya importantes resultados, habiendo provocado la reforma en las leyes de 11 entidades federativas.
Aunado a lo anterior, el pasado mes de noviembre la Cámara de Diputados Federal aprobó también la inclusión de la “violencia digital” como un tipo de conducta sancionable y el Congreso de la Ciudad de México hizo lo propio el pasado tres de diciembre de este año incluyendo dicha conducta como delito.
Aunque es evidente que el problema de fondo es cultural, de educación y de principios, las reformas conseguidas por Olimpia son muy importantes porque ponen en la palestra del debate público el tema, y porque permitirá llamar delincuentes a quienes cometan la atrocidad de intentar destruir la intimidad, la dignidad y la vida de una persona al divulgar imágenes o vídeos completamente privados.
Finalmente, ayudarán a generar mayor conciencia en las jóvenes, para que eviten generar y compartir ese tipo de material.
