Chingando la madre

CAVILANDO ANDO/Alfonso García Sevilla

Retomo las letras de Octavio Paz para definir el vocablo más utilizado por los mexicanos: La Chingada.

Paz refiere “La idea de romper y de abrir reaparece en casi todas las expresiones. La voz está teñida de sexualidad, pero no es sinónima del acto sexual; se puede chingar a una mujer sin poseerla. Y cuando se alude al acto sexual, la violación o el engaño le prestan un matiz particular. El que chinga jamás lo hace con el consentimiento de la chingada. En suma, chingar es hacer violencia sobre otro. Es un verbo masculino, activo, cruel: pica, hiere, desgarra, mancha. Y provoca una amarga, resentida satisfacción en el que lo ejecuta.” 

Y nuestro país es líder mundial en chingar mujeres, las estadísticas así lo demuestran las cifras.

Tan solo en junio de 2019, fueron asesinadas 79 mujeres, lo que dio un promedio de casi tres por día, según el reporte de víctimas del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) de la Secretaría de Gobernación, todos ellos clasificados como feminicidios a razón de odio, la forma más extrema de violencia contra la mujer. Asimismo, Las denuncias por violación simple y equiparada sumaron mil 530 casos, 51 por día.

Esto no es nuevo, ¿Recuerdan ustedes a “Las muertas de Juárez”? Los asesinatos de mujeres registrados de 1993 a diciembre del 2008 en Ciudad Juárez, según el informe Homicidios de Mujeres en Ciudad Juárez, elaborado por la Procuraduría de Chihuahua, ascendían a 447 y la mayoría de estos eran atribuidos a la violencia doméstica asociada a la misoginia y la violencia de género, reconocida y documentada a detalle en la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos contra México. 

¿Qué hace el Estado Mexicano para garantizarle seguridad a sus mujeres en un contexto de violencia y saña creciente? Nada.

18 estados del país tienen una “alerta de género” que no ha reducido en nada las agresiones, violaciones y feminicidios, al contrario, cada día aumentan sin que se vea que realmente hay voluntad política para revertir las cifras. 

Los esfuerzos por empoderar a la mujer han sido inocuos, ser mujer en México es un peligro solo por serlo.

La violencia en todas sus expresiones las acompaña desde la infancia y en ocasiones es la que las lleva a la tumba.  

Lo ocurrido el viernes pasado durante la marcha de las mujeres no es fortuito, ni casual, más allá de las acusaciones de infiltrados, la violencia genera violencia, la respuesta a las omisiones del Estado y la sociedad han llevado al hartazgo y las agresiones a los monumentos patrios es la protesta femenina en la misma intensidad, a un país que, desde su origen, no ha sido capaz de brindarle a la mujer el lugar que merece y la seguridad de regresar sana, salva y respetada a sus hogares. ¿Hasta cuándo? 

Politólogo, Profesor universitario y miembro del Claustro Académico del ITEI

@aagsevilla

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