«Sí merezco abundancia» y el narcisismo político

A LAS COSAS POR SU NOMBRE/ Francisco García Pimentel

Del 2010 a la fecha varios gobernadores han logrado desaparecer, como por arte de magia, más de 200 mil millones de pesos del erario público.

Los números grandes son difíciles de digerir sin referencia, así que baste saber que esto es aproximadamente 10 mil millones de dólares, o el equivalente al PIB sumado de cinco países pequeños. Esto es lo que se han robado Moreira, Duarte, Padrés, Vallejo, Borge, el otro Duarte, Aguirre, Reyes, Medina y Cantú.

En el último sexenio hemos alcanzado niveles nunca antes vistos de pillaje y desfalco; de economía de cuates, los más altos registrados en nuestro país. Es la generación más corrupta de la historia.

¿Cómo es posible que roben tanto dinero en un país en recesión económica? Esto se soluciona de manera sencilla, robando gran parte de lo que hay y endeudando a sus respectivos estados por el resto. Es decir, no sólo dejan a sus estados en calzones, sino debiendo los calzones. Y un poco más.

La última de las revelaciones en torno a estos prohombres -que eventualmente tendrán sus calles y sus estatuas- es el conjunto de objetos encontradas en una bodega que perteneció a Javier Duarte.

Además de cuadros, autorretratos y diversos bienes de lujo, ha llamado la atención de los medios la libreta montblanc en donde su esposa escribió cien veces la frase “SÍ MEREZCO ABUNDANCIA”. Con bonita letra, eso sí.

Es una libreta aterradora, digna de la biblioteca de Hannibal Lecter, Tom Ripley o Patrick Bateman.

En la mente de un psicópata las personas no son personas, no tienen valor; por ello son incapaces de mostrar empatía y logran pasar por la vida sin demostrar, aparentemente, remordimiento o dolor.

En la mente enferma de uno de estos personajes, los seres humanos son lo mismo que muebles y su uso como medio para un fin está perfectamente racionalizado. Los psicópatas no creen ser “malos”, sino que viven desconectados, en una realidad paralela en donde los demás juegan un papel dentro de su propia historia. Son comparsa, personajes secundarios.

“QUÉ WEBA, PERO EXPRÍMELO”, escribió la Sra. de Duarte en su libreta respecto del patronato del DIF que ella presidía.

Cada persona pobre, enferma, doliente o con discapacidad a quien ella “exprimía” era un ladrillo más en su mansión u otro yate o pluma de oro. Por supuesto, En las fotos salía siempre sonriente y relajada, con cara de Santa Evita.

“SÍ MEREZCO ABUNDANCIA” escribió cien veces, segura de que sus riquezas eran bendiciones merecidas a su personalidad y destino. No siente pena ni arrepentimiento.

Es una persona profundamente enferma que, además, posee delirios de grandeza. El universo conspira –palabras de Coelho- para que logre sus sueños, o “se reconfigura” para dar cabida a sus deseos, como lo explica el libro “El Secreto”, de donde pareciera haber sacado Karime la idea de su mantra de la abundancia. Una psicópata, una sociópata y mente criminal, hoy en fuga.

¿Lo mismo podemos decir de todos los que han desfalcado así a sus estados, a sus municipios, a sus empresas, a sus familias?

Aunque cada caso es único, una cosa es cierta: el narcisismo político y empresarial es una plaga mortal en México, que se ha convertido en un cáncer insostenible. Es ese narcisismo corrupto el que ha llevado al país al borde de la quiebra, y el que lo tiene al borde de la victoria socialista.

A los grandes corruptos siguen los grandes mesías. Y a los grandes mesías siguen las revoluciones populares y la pobreza generalizada. Cuba, Bolivia y Venezuela nos anteceden en este cuento que ya se ha contado tantas veces.

Ni la gasolina, ni la mariguana, ni Trump ni Trudeau. Hoy hay un tema único y primordial en la agenda de cualquier político serio, y ese tema se llama corrupción inmoderada. Se llama impunidad absoluta.

Se llama obesidad burocrática. Cualquiera que sea el valiente que le ponga el cascabel a ese gato tendrá mi voto y el de otros muchos millones que como yo, están demolidos.