A Marte, A Marte

garciapimentel

A LAS COSAS POR SU NOMBRE/Francisco García Pimentel

El mayor peligro para nosotros

no es apuntar alto y fallar,

sino apuntar bajo y atinar.

Miguel Ángel

El día de hoy el CEO de SpaceX y Tesla Motos, el sudafricano Elon Musk presentó en Guadalajara su plan para transportar personas y bienes a Marte y establecer allá una colonia que asegure la supervivencia de la raza humana. Lo que es más: lo dice en serio.

Las miles de personas que se reunieron para escucharlo –y las millones que ya le escuchan en todo el mundo- salieron convencidas de la conferencia. Bajo el esquema de Musk el viaje a Marte no sólo parece posible, sino posible en pocos años, quizá antes de que usted o yo estemos bajo tierra. Tras escuchar a un hombre como éste es inevitable ponerse a soñar.

Apenas hacía unas horas que mi esperanza en el futuro había decaído casi a punto de la desaparición. El debate entre Hillary y Trump me pareció tan zafio, tan vulgar, tan desesperantemente vomitable que más tuve ganas de aventarme por la ventana y establecer mi residencia en la copa de un árbol en medio del Amazonas en donde me alimentaría de hormigas y guayabas que de levantarme a trabajar el siguiente día.

Si el futuro de México o de EEUU o del mundo está en manos de estos zopilotes, francamente estamos perdidos, justo ahora que nos acechan a la vuelta de la esquina las crisis humanitarias, económicas, energéticas y ecológicas más grandes que ha visto el planeta.

Y luego viene este tipo, como si nada, a decirnos que podemos habitar el universo.

De pronto, todo me parece muy pequeño de este lado. Hillary y Donald se creen todopoderosos y aceptarán gustosamente el título del hombre o mujer “más poderosos del planeta”, mientras gobiernan sobre un pedazo de roca correspondiente apenas al 2% del área total de la tierra. Desde su ranchito se sentirán poderosos y harán y desharán acuerdos económicos y nucleares para llevar más dinero a su ranchito. Muy bien.

Pero no nos perdamos en discusiones llaneras de políticos de cualquier tamaño. La humanidad es más grande que eso. Imperios han ido y venido, subido y caído; civilizaciones enteras han alcanzado cima y decadencia. La humanidad ha soportado las peores crisis y superado las más difíciles circunstancias.

Nos han convencido que son los políticos los dueños del futuro y nos desvivimos defendiendo banderas indefendibles. Pero la humanidad es más, mucho más que eso. El espíritu humano –ese que vive en nuestros corazones y se asoma tímidamente cuando dejamos de correr por dos minutos- es más poderoso que todas nuestras debilidades juntas.

No sé si llegaremos a Marte. Quizás sí. Y si llegamos, es estadísticamente improbable que yo mismo lo visite. No importa. La alegría y admiración que hoy sentí es la única que vale la pena sentir: la felicidad por otros. Estuve seguro de que la humanidad, como siempre, encontrará el camino.

Sé que tengo que volver a la tierra, pagar la renta, el teléfono y la luz; cortarme el pelo y cumplir mi dieta. En esas cosas pequeñas está envuelta nuestra vida y dibujado nuestro carácter. Pero hoy pondré en mi corcho una foto de marte, para que me recuerde que siempre hay que poner la vista más arriba de lo que parece humanamente posible; y en los otros más que en uno mismo. Eso es lo que significa ser humano.

El autor es abogado, analista y autor.

Si fuera a Marte, se llevaría tres libros: Fundación, la Biblia y Momo.

@franciscogpr

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