Las encuestas y sus consecuencias

iñiguez

TRIBUNA/César Iñiguez

La semana pasada el rotativo semanal «El Respetable» circuló una encuesta en la que calificaba el desempeño del alcalde tapatío Enrique Alfaro Ramírez y su nivel de aceptación de cara al ejercicio que dice realizará, de ratificación de mandato

En dicha encuesta aparecen datos y números de todos conocidos; que el gran problema de Guadalajara y su zona metropolitana es la inseguridad, el tema económico y la deficiencia en los servicios públicos.

La pregunta de la discordia fue sí es que aprobaba o reprobaban el trabajo del alcalde Enrique Alfaro y según la encuesta referida, una amplia mayoría reprobaba las acciones del alcalde tapatío, quien se encuentra vacacionando en Europa en el certamen futbolero del viejo continente.

Aquí vale la pena mencionar dos puntos destacables.

El primero es, que quienes realizan encuestas profesionales, veraces y bien hechas, tienen de dos tipos; las que se guardan y las que publican.

Quien desea hacer una encuesta para consumo personal procura hacerla de la mejor forma posible y estas son valiosas, porque son veraces y tienen el objetivo determinado de conocer la opinión real de la gente y sus resultados no necesariamente son halagadores para quienes las hacen.

Los resultados de este tipo de estudios pueden revelar información importante para tomar decisiones correctas a tiempo; y aunque sean desfavorables para quienes la realizan y pagan, sirven para dar un viraje en el rumbo y cambiar estrategias.

Y por otro lado, están las encuestas que tienen la intención de publicarse y dar un resultado para influir en la percepción de la ciudadanía.

Es difícil que una encuesta mienta, porque alguna persona con prestigio en esa área, no se arriesgaría a publicar mentiras; pero sí hay manera de influir en el resultado.

Una encuesta realizada correctamente debe tener una metodología clara, debe tener una muestra representativa, esto es contar con un porcentaje mínimo de encuestados para que revele una proporción real con respecto de la población y las preguntas adecuadas, de opción múltiple o abiertas, pero que se puedan codificar.

¿La encuesta influida miente? No, no miente, pero tiene un sesgo que define el resultado.

Para quienes saben leer encuestas, la que publicó «El Respetable» corresponde al segundo tipo descrito; no es una encuesta que miente, dice cosas reales, pero la metodología pudo mejorarse y la muestra es pequeña con respecto al total de los habitantes de Guadalajara.

El segundo punto a destacar es la reacción del alcalde tapatío Enrique Alfaro a esta publicación, quien en sus redes sociales perdió los estribos y escribió: «No pude aguantar la tentación de enseñarles esto que están entregando en Guadalajara.

Ahora sí se volaron la barda, tal como en campaña, las mismas lacras de siempre haciéndole el trabajo al PRI. Dijeron que había empate técnico y ganamos 2 a 1.

No llevo ni un año al frente de este gobierno y la incomodidad ya se les nota. Una de las mejores decisiones que he tomado es dejar de darle dinero público a pasquines que viven del chantaje, la mentira y el engaño. Que le sigan, nos vemos en 2018.»

Al hablar del 2018, es evidente que el alcalde de Guadalajara está más preocupado por hacer campaña que por gobernar; le perturba que un medio de comunicación, sea cual fuere, publique resultados donde es reprobado.

Les llama lacras a quienes tienen todo el derecho de dedicarse a publicar y ejercer la libertad de expresión y todavía peor, que dice que una de las mejores decisiones que ha tomado es dejar de darle dinero público a pasquines que viven del chantaje, la mentira y el engaño; pero se le olvida que en ese mismo medio, él mismo ha salido publicado en primeras planas promocionando su imagen y acciones de gobierno.

Enrique Alfaro presume de negarse a darle dinero público a este tipo de «pasquines», cuando él mismo ya les ha dado en el pasado y cuando, por otro lado, le da 10 millones de pesos en adjudicación directa a las empresas de sus amigos en un evidente conflicto de interés.

Se niega a darle dinero a «pasquines» cuando anuncia 20 millones de pesos para remozar plazas y monumentos, incluyendo la Minerva que para reparar cuatro fisuras sin un estudio técnico de por medio, anunció que gastaría 8 millones de pesos.

Así es Enrique Alfaro, a unos medios les llama lacras y de los otros se queja porque están a friegue, friegue y friegue.

Analista político

@CesarIniguezG

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.