Populismo de primer mundo…

guero11

CAVILANDO ANDO/Alfonso García Sevilla

En la actualidad y dentro de sus variantes en cuanto al significado,  al populismo se le define de forma peyorativa para referirse a aquellos políticos contrarios a los gobiernos; actores que señalan los errores y desatinos de la clase en el poder y que desde una verborrea demagógica se erigen como la mejor opción para el pueblo.

Asimismo existen gobiernos de corte populista, los cuales tienen su fundamento en la reivindicación del pueblo y se basan en medidas tendientes a ganar la simpatía del electorado con actos como la estatización de sectores de la economía o políticas de apoyos a los más desprotegidos.

En México durante años hemos vivido en un sistema político que tiene al populismo como fundamento primordial y que ha mantenido al PRI en el poder mediante el dispendio de recursos públicos traducidos en programas para el combate a la desigualdad que no atacan de fondo la raíz del problema, por el contrario cada sexenio que termina deja una herencia de más pobres y una brecha enorme en la distribución del ingreso.

En su más reciente participación en la Cumbre de Líderes de Norteamérica, el Presidente Peña Nieto fue vapuleado por su homólogo estadounidense, Barack Obama, al hacer referencia a “que en este mundo se presentan en distintas partes actores políticos, liderazgos políticos que asumen posiciones populistas y demagógicas pretendiendo eliminar o destruir lo que se ha construido, lo que ha tomado décadas construir para revertir problemas del pasado”.

La respuesta del primer mandatario de EUA fue muy contundente, condenando la retórica de Peña como también populista y él mismo se definió como tal, ya que desde la perspectiva norteamericana Obama definió al populismo como la forma necesaria para que el sistema funcione a través del pago de impuestos justo y que este sirva para que todos sus connacionales tengan acceso a las mismas oportunidades de seguridad, salud, alimentación, educación, empleo, etc. Sin importar las condiciones en las que nacen.

No es fortuito que Estados Unidos tenga uno de los índices de bienestar más altos del planeta y que en México la inversión contra la pobreza, que en el 2015 fue de 907,143,043 millones de pesos no se invierta en generar condiciones para potencializar el desarrollo de las capacidades del individuo, sino que se traduce en el mantenimiento de una abultada burocracia encargada de entregar paliativos para que el pobre no supere su estado, sino tan solo lo pueda atenuar.

En nuestro país los recursos para combatir la pobreza se utilizan como una forma de mantener la clientela electoral mediante paliativos y no como una inversión para que los mexicanos puedan tener acceso a las mismas oportunidades. De nada sirve regalar televisiones de alta definición cuando nuestro número de pobres ronda los 54 millones y contando.

De tal suerte que Peña y los políticos mexicanos deberían redefinir su concepto de “Populismo” y echarle un vistazo a los resultados del populismo americano, a ver sí así deja de dilapidar de forma “populista” los dineros de la nación y entienden que el bienestar de sus gobernados es la prioridad de su trabajo. Mientras a seguir aguando nuestro populismo demagógico de tercer mundo.

 Analista político

@aagsevilla

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.