Primates callejeros

guero11

CAVILANDO ANDO/Alfonso García Sevilla

Un caso que obliga a la reflexión, pero más a actuar, es lo que aconteció en días pasados en la ciudad  de Guadalajara, donde el ciudadano Carlos Álvarez, “Charly”, perdió la vida por su osadía de reclamarle a una mujer el que se estacionará tapando una rampa para discapacitados.

La mujer ofendida por el llamado de atención optó por llamar a un orangután que lavó la ofensa y a golpe de tubo defendió el honor de la dama.

No es el único caso de este tipo que se ha dado, se da o se dará en cualquier ciudad, ante la ausencia de la aplicación de la ley por parte de las ¿autoridades?

Los orangutanes se han adueñado de las calles tapatías cobijados por la indiferencia e impunidad. Cubetas, botes, piedras, sillas “apartando” lugares de estacionamiento son ya cosa de todos los días ya no solo en zonas comerciales de la ciudad sino también se ha esparcido en áreas residenciales.

“Si un franelero se adueña de la calle y nadie le dice nada… ¿Por qué yo no?” .“Si una patrulla o vehículo oficial invade la banqueta o camellones… ¿Por qué yo no?”.

Obvio, el hábito hace costumbre y la costumbre crea ley, una ley no escrita y basada en acciones negativas, la ley de la selva que rige a la colectividad que ante la falta de sanciones en vez de evitar estas conductas las han hecho suyas y hoy se han dispersado por toda la ciudad de forma violenta y agresiva.

Basta dar una vuelta por las redes sociales y observar la proliferación de la prepotencia  y sobre todo de la violencia con la que reacciona la gente que comete una infracción bautizados como “lords y Ladies”.

Este día, antes de escribir esta columna vi un vídeo donde se observa a una persona que dice ir en silla de ruedas grabando a una mujer que deja su auto bloqueando la acera en plena avenida Chapultepec en la zona rosa de la ciudad, a las afueras de un banco y que a pesar del reclamo y de ser grabada insulta y deja su vehículo estorbando.

A mí en dos ocasiones me han ponchado las llantas de mi auto por negarme a darle dinero al franelero, me han insultado o visto mal vecinos que les pido no suban vehículos a las áreas verdes o comunes del fraccionamiento donde vivo, y he sabido de infinidad de casos donde el reclamante a un derecho de libre tránsito es agredido en su persona o en su vehículo.

El caso de “Charly” no sé si quedará impune. Lo que sí sé, es que no será el único mientras sigan los franeleros en las calles, sobre todo cuando la ¿autoridad? reacciona por la viralización que se le ha dado en redes sociales.

Pero no acciona para hacer su trabajo cotidiano, este tipo de casos, a lo más propiciará un nuevo “operativo” que al bajar la presión de los medios dejará las cosas como siguen.

Mientras continúen sin hacer su trabajo e implementar sanciones ejemplares que vayan tendientes a reeducar al ciudadano vía bolsillo y cárcel sigamos observando cómo los espacios públicos, que son de todos, siguen siendo  usados y defendidos violentamente por unos cuantos primates callejeros…

Analista político

@aagsevilla

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