Malverde el delincuente que se venera como santo por el crimen organizado

Esta es la historia de Malverde, el criminal que “ayudaba a su gente en nombre en Dios” y hoy es considerado un santo por los narcos.

Culiacán, Sinaloa. Una capilla erigida en la calle Independencia alberga los restos de una de las leyendas más populares de la cultura criminal mexicana.

Entre fotografías, arreglos florales y encomiendas que miles de personas levantan año con año, sobresale un busto de Jesús Malverde, una especie de Robin Hood de principios del siglo XX que se convirtió en una figura sagrada para quienes se dedican al narcotráfico, una de las actividades ilegales que han marcado la historia reciente de México.

Pero, ¿quién fue Jesús Malverde? ¿qué tan cierta es la historia de este criminal? y ¿cómo es que pasó de ser un “bandido generoso” a que se le considere el “santo de los narcos”?

¿Quién fue Malverde?
De acuerdo con la creencia popular, Jesús Malverde –cuyo nombre de nacimiento era Jesús Juárez Mazo– fue un hábil ladrón que robaba a los ricos para compartir su botín con los pobres en los primeros años de 1900, cuando México aún era gobernado por Porfirio Diaz.

La historia criminal de Juárez Mazo inició durante su juventud, mientras lidiaba con la pobreza provocada por la muerte de sus padres.

Aunque tomó muchos trabajos para sobrevivir –entre ellos carpintero, sastre y trabajador ferroviario–, Jesús enfocó su energía en ubicar a quienes poseían riquezas en el estado y asaltarlos.

Su apodo “Malverde” proviene justamente de su modos operandi, en donde se escondía entre los platanales verdes después de atracar a sus víctimas. El “mal” “verde” escapaba con el botín y nadie volvía a saber de él hasta su siguiente robo.

El éxito de sus atracos, sumado a su maniobra de compartir lo robado con quienes menos tenían en la iglesia de su pueblo, hizo que su nombre y fama cobrara la atención de las autoridades.

Según el mito folclórico, el entonces gobernador del estado –el general Francisco Cañedo– hizo todo lo posible por capturar a Malverde, incluso ofreciéndole amnistía si el bandido ponía sus habilidades criminales a sus servicios. Sin embargo, el hombre no aceptó y continuó con sus actividades ilícitas.

La muerte del “Robin Hood” mexicano
El 3 de mayo de 1909 terminaron los días de robo de Jesús Malverde en Sinaloa. Aunque se sabe que murió en esa fecha, la forma en la que fue asesinado ha sido discutida por muchos y parece no haber una versión oficial al respecto.

Unos aseguran que recibió una herida de bala que le produjo una gangrena mortal. Ante la posibilidad de morir, el hombre pidió a uno de sus amigos que lo entregara al ejército y cobrara la recompensa que se ofrecía por su cabeza.

Una vez que se hiciera del dinero del gobierno, debía repartirlo entre los pobres del estado. Así, la historia de quien le quitaba a los ricos para darle a los pobres continuaría incluso después de su muerte.

Otros afirman que Malverde fue engañado y entregado por uno de sus compañeros de crimen.

La historia más aceptada indica que las autoridades lograron apresar al ladrón antes de que cometiera otro robo.

Debido al gran número de delitos que había ejecutado, se le condenó a morir. Esa misma tarde, Jesús Malverde fue ahorcado en una plaza de su pueblo y expuesto como advertencia a todo aquel que quisiera seguir sus pasos.

Además, se extendió una orden que prohibía que se enterrara al criminal. Cuando sus restos cayeron al piso, la gente a la que había ayudado en vida comenzó a lanzar piedras sobre estos.

A los pocos días, el cuerpo de Malverde yacía completamente sepultado bajo rocas y polvo.

¿Cuál es la historia real detrás del mito de Malverde?
A pesar de lo atractivo de la historia del criminal Malverde, no existe ninguna evidencia que justifique su existencia.

De hecho, diversos investigadores y expertos han encontrado que la historia y apariencia del “bandido generoso” –como se le conoció durante el periodo postrevolucionario– podría estar basada en las vidas de dos famosos ladrones sinaloenses: Heraclio Bernal y Felipe Bachomo.

En su libro True Tales from Another Mexico: The Lynch Mob, the Popsicle Kings, Chalino and the Bronx, el periodista estadounidense Sam Quiñones señala que la rebeldía antigobierno de Bernal –perseguido por el gobernador Cañedo, traicionado por uno de sus cercanos y conocido como “El Rayo de Sinaloa”– así como la procedencia humilde y brava de Bachomo fueron retomadas por la gente de Sinaloa para fortalecer el necesitado mito del “ladrón bueno”.

Esto resultó especialmente benéfico después de que comenzaron a reportarse supuestos milagros atribuidos a Malverde. Sin el reconocimiento de la Iglesia Católica, el bandido se convirtió en una figura venerada en Sinaloa, especialmente por quienes no caminaban por el camino de la ley.

De “El bandido generoso” a “El santo de los Narcos”
Tan pronto como la leyenda de Malverde comenzó a popularizarse, las historias de posibles milagros cometidos por su gracia fueron sumándose al mito del forajido. El primero, incluso, se dio cuando el ladrón aún estaba colgado en la plaza de su pueblo.

De acuerdo con la historia contada de generación en generación, un hombre se postró a los pies de Malverde y le pidió encontrar a sus animales de crianza; a cambio, el ganadero rompería las reglas y le daría una sepultura digna a su cuerpo.

Días más tarde, el hombre regresó y se llevó los restos del bandido para enterrarlos en una fosa. Su ganado había regresado a sus tierras.

Debido a su historia criminal, el “santo” Malverde fue buscado por aquellos que se dedicaban al robo, tránsito de mercancías y el cruce de personas al otro lado de la frontera estadounidense.

En la década de los 70, justo cuando explotó la crisis de seguridad por el encumbramiento de cárteles de la droga en México, el personaje aumentó su popularidad debido a la historia de Raymundo Escalante, hijo de un narcotraficante que fue condenado a muerte por desobedecer a su padre.

Herido y dejado a la intemperie, Escalante pidió a Malverde que salvara su vida. Minutos después, un pescador encontró al junior y lo llevó a un hospital.

Aunque tampoco se tienen mayores registros de Raymundo, ni de su padre, el relato fue adoptado por la fe de los narcos. A partir de ello, líderes del crimen organizado –como “El Chapo” Guzmán o Amado Carrillo Fuentes– y trabajadores del más bajo nivel se encomiendan al “santo” para pedir protección.

Con información de Muy Interesante

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