La guerra toma color de petróleo

DIVISADERO

Eduardo González Velázquez

 

Continúan las sanciones económicas contra Rusia como consecuencia de su invasión militar a Ucrania. Hasta este momento Putin y su gobierno han resistido el embate económico, financiero y comercial.

¿Cuánto tiempo resistirán? ¿Hasta dónde aguantará el resto del planeta las consecuencias que está teniendo el cerco económico impuesto a Rusia por casi todas las naciones?Según la plataforma de monitoreo Castellum.ai, Rusia se convirtió en el país más sancionado del mundo, y tan solo a partir del 22 de febrero fue blanco de 2 mil 778 nuevas medidas restrictivas, para sumar 5 mil 532 desde 2014.

Las acciones coercitivas contra Rusia superan considerablemente las impuestas a Irán, Siria y Corea del Norte. Esta semana el cerco se apretó, y las sanciones fueron contra el petróleo y el gas ruso.

Este martes el presidente de Estados Unidos, Joe Biden anunció la prohibición sobre la importación de hidrocarburos rusos.

Con esa decisión se busca cerrar una de las principales llaves de recursos del Kremlin.
Desde luego, esa sanción trae consecuencias al resto de los países. El impacto inmediato ha sido la escalada en los precios de las gasolinas.

En la Unión Americana la gasolina ya superó los 4 dólares por galón. Esta situación comienza a generar un problema político y no solo económico a los gobiernos que tratan de hacer que Rusia se retire de Ucrania.

Para el caso de Estados Unidos, el petróleo ruso solo representa 8 por ciento de sus importaciones, pero para Europa significa un tercio de sus importaciones y en cuanto al gas natural, Moscú cubre 40 por ciento de los requerimientos del viejo continente.

Anualmente Europa recibe de Rusia 155 mil millones de metros cúbicos de gas natural. En concordancia con Washington, Reino Unido suspenderá gradualmente las importaciones energéticas rusas antes de finales de 2022, pero Alemania se opone a todo embargo sobre el gas ruso por su amplia dependencia.

Para frenar el alza en los combustibles, la Casa Blanca dispuso de 60 millones de barriles de crudo de sus reservas estratégicas y comenzó pláticas con el gobierno de Nicolás Maduro, buscando comprar petróleo venezolano y permitiendo que el crudo de aquel país regrese a mercados de consumo afectados por las interrupciones del suministro ruso.

Estamos frente a dos relojes que caminan a velocidades diferentes: el financiero y económico, que mide el tiempo para asfixiar la economía rusa; y el militar, que contabiliza el tiempo que Rusia necesita para derrotar a Ucrania.

La carrera de los dos relojes implica una doble apuesta: que las sanciones económicas tengan un efecto inmediato sobre las tropas de Moscú y las hagan retroceder; y que detener la aventura bélica de Putin genere los menores efectos negativos globales.

Sea como sea, la guerra pinta de negro la realidad de millones de ucranianos. La guerra ha tomado el color del petróleo.

Profesor-investigador del Depto. de Relaciones Internacionales, región occidente. Tec de Monterrey.
@contodoytriques

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