ESCAMOCHA
Pepe Díaz Betancourt
Ya no es posible soportar más. El planeta llegó al límite y no puede procesar los desechos tóxicos, plásticos y químicos que, acumulados, han creado un paradigma que no se puede comparar con ninguna otra crisis global de los últimos diez mil años, confirmó esta semana el Centro de Resiliencia de Estocolmo.
Los censos más recientes citan más de 350 mil sustancias y productos diferentes los que, sin control, se desechan mayormente en los océanos, la creación de nuevas fórmulas químicas cuyos alcances no podemos calcular es incesante.
Para no ir más lejos, para demostrar este desastre, a unos cuantos kilómetros se encuentra el Río Grande con su muestrario variopinto contaminante que lo coloca entre los ríos más contaminados del mundo y el que sirve con su asociado natural, el lago de Chapala en el pretexto político ideal para sazonar campaña tras campaña sin soluciones concretas.
Pero éste no es el único escenario de contaminación regional pues son muchos los cuerpos de agua contaminados en Jalisco, dentro de esta espiral incesante de toxicidad, un ejemplo ordinario es el plástico, la producción mundial de este material se duplicó del año dos mil a la fecha, existen 367 millones de toneladas sin procesar, sólo se alcanza a reciclar el diez por ciento.
PILÓN
Lejanos quedaron los días en los que Jalisco era líder nacional en trasplantes de órganos y tejidos, actualmente por una de esas diferencias necias que solo genera la ambición ridícula de poder, se encuentra estancada en el Congreso una iniciativa para impulsar la donación de órganos.
