Alegría y Vacunas… pero

 

HACIENDO ADOBES

Miguel Zárate Hernández

Gran alegría ha motivado entre la población, primero de la tercera edad, el arranque de la aplicación de las tan anheladas vacunas.

Las razones son obvias: significan el fin del temor que ha venido creciendo durante un año de pandemia y la manifiesta posibilidad de eludir un contagio que puede llegar a ser mortal o hasta de evitarlo definitivamente.

Está claro que el aliento esperado ha llegado, aunque, como todos sabemos, el proceso de inmunización está siendo demasiado, desesperadamente lento.

Es preocupante ver cómo se ha manejado la campaña nacional de vacunación en la mayoría de pueblos y ciudades, seleccionados previamente.

A Jalisco llegó ya a algunos de ellos y al área metropolitana en la localidad de San Pedro Tlaquepaque. Esto nos lleva a pensar que en definitiva se ha carecido de una estructura y de una organización capaz de encargarse debidamente de este tema.

La intervención de todo un equipo en el que apenas figura el personal fundamental para la aplicación y el resto un número exagerado de elementos de seguridad y de supuesta atención, nos hace llegar a la conclusión de que el programa debió entregarse a las instituciones especializadas, como son la Secretaría de Salud y el Seguro Social, que son las que cuentan con toda la experiencia, prácticamente histórica, para realizar estas funciones con todo éxito.

Quizá ya no se tenga presente que México, pese a las carencias en materia de salud, por muchas décadas ha realizado y es ejemplo de gigantescas tareas de vacunación con enorme éxito. Sin embargo, esta vez se consideró que otra área simplemente burocrática y sin la experiencia necesaria se encargue de ello, la Secretaría de Bienestar.

Estas son las cosas que nos llevan a pensar que, ciertamente, hay intenciones políticas y que son múltiples los comentarios en cuanto a que los denominados “siervos de la nación”, están utilizando, empleando su proximidad a los atendidos para obtener información personal.

Y hasta su simple presencia, con uniformes alusivos a los colores del partido en el poder, despiertan suspicacias y abren la controversia de si, en el fondo, se aprovecha la situación con propósitos de carácter electorero.

Ya ahí eso se despeja y se confirma pues invitan a votar por el partido en el poder de manera directa. Igual hay que recordar que las vacunas no son precisamente un “obsequio” gubernamental puesto que son costeadas con fondos públicos, es decir con el dinero de todos los contribuyentes.

Pero dejando si se quiere a un lado este aspecto, valdría señalar que la decisión de no haber procedido a través de los organismos oficiales del sector salud y también una escasa coordinación con las autoridades locales, ha llevado a la desorganización que sufren hoy los destinatarios finales de las vacunas.

Pena que así sea ya que hace unos días numerosos hospitales públicos, por ejemplo, fueron reconocidos en una investigación de nivel internacional de la revista “Newsweek” sobre la calidad de atención médica en toda la gama de estas instituciones públicas y privadas del país y que, por citar algunos ejemplos, identifica al Nuevo Hospital Civil de Guadalajara como el sexto a escala nacional en ese rango de los mejores.

Y otros puestos de importancia obtuvieron el Hospital General de Occidente (Zoquipan) y el antiguo Hospital Civil.

Y ni qué decir de los hospitales del Seguro Social: del ranking obtenido entre los mejores cincuenta -oficiales y privados-, casi una veintena corresponden precisamente al IMSS en la nación.

Es de creer que la infraestructura pero sobre todo la alta calidad técnica y médica del sector salud, ha sido un tanto mal calificada incluso por el mismo gobierno y que, como consecuencia un tanto difícil de explicar, llevó a la determinación de que una secretaría como la de Bienestar, que todavía no consigue siquiera un claro perfil de servicios a la población, haya sido la comisionada de una de las tareas más difíciles e importantes dentro del presente régimen y seguramente la más trascendente en cuestión de salud en las última décadas.

La vacunación en sí ha sido la mejor noticia en doce meses de pandemia y por eso la justificada alegría que vemos. La esperanza de retomar una vida de mayor calidad, de reactivar al país, de simplemente otorgar mayor oportunidad para la vida y la salud, es motivo suficiente, claro que sí.

Lástima que la organización, por razones claramente electorales, no esté a la altura de esos propósitos.

Regidor del PAN en el Ayuntamiento de Guadalajara

@MiguelZarateH

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