Ciudades Humanas

jonadab-banner

POLÍTICA SIN ÉTICA/Jonadab Martínez 

Hemos construido ciudades para autos, hemos invertido millones de pesos para construir infraestructura que beneficia el “traslado” en automóvil, aunque verdaderamente lo único que se ha logrado con tanta inversión es colapsar las ciudades, generar mayores emisiones de contaminantes y acrecentar el número de muertes por accidentes viales, sin embargo, aún estamos a tiempo de corregir ese tipo de errores y empezar a construir ciudades humanas.

Para llegar a la formación de ciudades humanas, primero se debe construir sociedades humanas, en donde cada uno de sus componentes, cada persona, sin que ningún tipo de diferencias sea causa, o mejor dicho, pretexto de señalamientos, y menos de discriminación.

Sino por el contrario, teniendo las características que tenga, sea tan importante como todas las demás y sea tratada con el mismo respeto, atendida en sus necesidades, con el conocimiento de todos sus derechos, exigiéndole, al igual que a todos los demás, el cumplimiento de todas las obligaciones que conlleve cada una de las actividades que realice.

Porque debe estar consciente de que todas ellas tienen reglas, reglas que no nacen del capricho, sino de la necesidad, de la sana convivencia, porque beneficios mutuos surgen de esos esfuerzos y, a veces, sacrificios mutuos y esfuerzos compartidos que llevan a una convivencia solidaria, y que estén convencidos de que sólo así se logra conformar un espacio común que esa responsabilidad de todos y que lleva al bienestar y el desarrollo.

Las poblaciones crecen y cada vez existe mayor posibilidad de prolongar el tiempo de la vida humana, lo que evidentemente causa problemas, requiriendo una mayor producción de elementos vitales: alimentos, vestido, vivienda, trabajo, protección, servicios, sin relegar, apartar ni discriminar a nadie, lo que en la realidad se contempla difícil, pero no es imposible.

Porque debiera bastar el uso de la razón para entender que todos requieren de todos, por lo que no se puede limitar el objetivo a la consecución de ciudades humanas sin humanizar todos los lugares en donde existan personas: el campo, la selva, el desierto, la montaña, la costa, porque en todos los asentamientos, hasta unifamiliares, hay personas que esperan cumplir con sus derechos y obligaciones como ciudadanos que son.

Hay que humanizar la política, la economía, la producción, el consumo, la educación, la salud, el entretenimiento, la ley, la seguridad, el trabajo; humanizar y humanizarnos; reconocer cada persona el valor que posee, para que los demás también lo reconozcan; reconocer a cada uno en cada uno de los demás, el valor que cada uno será a sí mismo, no como dádiva, sino compromiso social.

De esa forma se obliga a quienes quieran desempeñar un cargo por medio electoral a buscar a los votantes, no esperar a ser buscado, acudir al encuentro de ellos para exponer los compromisos que asumirá de llegar a ser electo, tratando conjuntamente con los habitantes del distrito, el municipio, el estado o la nación los medios, los métodos, los recursos y las políticas públicas que se hallan de adoptar para poder cumplir en tiempo y forma.

Sólo así la ciudadanía tendrá el poder que constitucionalmente le corresponde; sólo así los miembros de los distintos poderes se verán obligados a cumplir, porque servir al pueblo no es una obligación, es un privilegio.

Ahora bien, después de tomar en cuenta lo anterior, ahora si podremos construir ciudades más humanas y pensar en que el peatón debe ser la prioridad en las política públicas de cada ciudad y de cada Estado.

Diputado federal de Movimiento Ciudadano

@jonadabmartinez

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.