Palabras huecas, acciones nulas

guero11

CAVILANDO ANDO/Alfonso García Sevilla

El presidente nacional del PRI, Enrique Ochoa, en su reciente visita a Jalisco insiste en que su partido está comprometido con el combate a la corrupción y pidió una investigación a fondo ante las acusaciones de pedir «moches» a constructores, que dieron pie a la salida del titular estatal de la Secretaría de Infraestructura y Obras Públicas, lamentablemente para su causa, él mismo es cuestionado por un ilegal finiquito que cobró al dejar su cargo de director de la Comisión Federal de Electricidad, por el monto de un millón 200 mil pesos,  para tomar su cargo actual como líder tricolor.

En su defensa, Ochoa respondió como buen político  «a los que tratan de detenernos les digo que: En lugar de filtrar documentos para contar una historia falsa, los reto a que den la cara y debatamos sobre cómo vamos a resolver los problemas de corrupción e impunidad. No nos vamos a detener, ni nos vamos a dejar intimidar».

Ante ello me permito recordarle,  al líder nacional del tricolor, parte del mensaje que el primer priista, el Presidente Peña dirigió a la nación con motivo del año nuevo,  por ahí del 4 de enero de 2015.

Más allá de los siete puntos en los que hizo énfasis  de los beneficios a la población derivados de las reformas aprobadas en el 2014, llama poderosamente la atención una de las últimas partes del mensaje y lo cito textual:

“Tengo el firme compromiso de combatir la corrupción y la impunidad, y de fortalecer la transparencia. Estaré más cerca de la gente escuchando sus necesidades y encontrando juntos soluciones a los problemas”.

A cuatro años años de su toma de protesta algo queda claro: la actual estructura gubernamental y sus encargados del tema, así como el Poder Judicial, no han dado muestras de intentar siquiera revertir los altos índices de corrupción e impunidad, lo que hace que el compromiso adquirido el día 4 carezca de certeza en su cumplimiento durante el resto de su mandato y así poder revertir el penoso primer lugar en percepción de corrupción que tenemos dentro de los países miembros de la OCDE.

Le recuerdo al dirigente nacional del PRI algunos casos que a los mexicanos nos gustaría ver juzgados, no solo en el ámbito partidista, sino judicialmente:  a los Romero Deschamps, Montiel, Camacho Quiróz, Moreira, Bribiesca Sahagún, Yarrington, García Luna, Reynoso Femat, y la persecución actual del veracruzano Duarte, más por lo político que por lo legal, hay  además un largo etcétera de funcionarios y ex funcionarios que se presume han amasado millones de pesos derivado de actos de corrupción.

Mas  ¿Cómo creer en el combate a la impunidad que presume Ochoa después de la libertad y restitución de sus bienes a Raúl Salinas? ¿Cuándo en el caso Ayotzinapa no se repartieron las culpas al ex gobernador y al secretario de gobernación? ¿Cuándo no hay castigó a la red de prostitución de Cuauhtémoc González en el PRI capitalino?

¿Cuándo no nos tragamos el montaje que se hizo en torno a la «Casa Blanca»? ¿Cuando quien abandera un discurso contra la corrupción recibe un ilegal finiquito millonario? Y otra larga lista de etcéteras, lo que nos asegura desde ahora que el mentado discurso anti corrupción del PRI quedará solo en eso… En palabras huecas sin acciones concretas.

Analista político

@aagsevilla

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