La edulcorada transparencia

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DIVISADERO/Eduardo González

En el sistema político mexicano y para nuestra clase política ¿cuál es el peso de 634 mil firmas ciudadanas que piden la aprobación de una ley? Ninguno. Lo que digan los ciudadanos no importa.

Los ciudadanos deberán conformarse solo con votar y mirar desde la barrera el ejercicio patrimonialista y corrupto del poder por parte de los “funcionarios públicos” y “representantes populares”. ¿O acaso la realidad es distinta?

Si todavía existe alguien que piensa lo contrario, la patada asignada por la mayoría de los senadores en el cerrojazo puesto a la ley 3 de 3 es una muestra clara de ello. Incluso, quienes votaron a favor de la mentada ley en otras votaciones dan la espalada a varias peticiones ciudadanas.

A no dudar, votan a contentillo.

La lógica de las votaciones en el Congreso de la Unión y los Congresos locales se inscriben en los intereses de los legisladores. Por ello afirmo que los políticos mexicanos encumbrados en el poder tienen como eje de sus acciones el beneficio personal, incluso por encima de los partidos políticos a los que pertenecen, y harto distantes de las urgencias ciudadanas.

Lejos de transparentar sus intereses políticos y económicos, así como el origen de sus fortunas, los senadores aplicaron la ley a los empresarios quienes sí quedaron obligados cuando realicen negocios con el gobierno a hacer pública su información patrimonial y fiscal. Así, el llamado Plan Nacional Anticorrupción y las leyes que le darían validez y fortaleza van quedando como un remedo edulcorado de lo que pretendía ser.

Las explicaciones de los senadores para votar en contra nos muestran, no solo sus mezquinos intereses, sino el desdén hacia la ciudadanía. Las ausencias al momento de votar se justifican con una ida al baño, o una supuesta enfermedad que los imposibilita para asistir a la sesión. Para el caso de Jalisco, los tres senadores que nos “representan” le dieron la espalda a la ciudadanía. Ni Arturo Zamora, ni Jesús Casillas, ni José María Martínez votaron a favor, los dos primeros votaron en contra, el segundo “se enfermó”  y no asistió para no votar.

Lo más lamentable de todo ello, es que seguramente los tres senadores jaliscienses saldrán a las calles en la próxima elección federal a solicitar el voto ciudadano, y probablemente muchos ciudadanos votarán por ellos.

Con lo cual el mensaje que envía la ciudadanía a los políticos es: “acepto que ignores mis peticiones y que no me tomes en cuenta en el ejercicio de gobierno, y mi aceptación te la demuestro votando nuevamente por ti”.

Con actitudes como estas por parte de la clase política seguiremos teniendo una transparencia edulcorada en el ejercicio gubernamental.

Analista político
@contodoytriques

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