¿Dónde orinan los escolares?

GARAIZ3LA MÉNDIGA OLIGARQUÍA/Esteban Garaíz

Un lúcido artículo de Carlos Puig, fechado en días pasados en Milenio: “¿Dónde orinan los niños oaxaqueños?” Plantea una posición radicalmente opuesta a la arrogante presión de Claudio X. González y su soberbio organismo, empeñados en reducir la necesaria reforma educativa a la evaluación laboral de los maestros: una reforma educativa sin contenidos educativos, cuyo único propósito es dominar al gremio magisterial, sin ir de verdad a la raíz de la lamentable situación en que hoy se encuentra la educación pública en México.

Por supuesto, el fondo del problema está en la falta de voluntad política en el gobierno neoiliberal, que no empieza por la base: la condición física de planteles de la misma calidad, digna y austera, para todos los niños de México, puesto que todos los niños y niñas tienen los mismos derechos.

Hay en Jalisco (y no sólo en Oaxaca) 2,092 primarias sin agua, más 1,695 preescolares, y 651 secundarias en la misma condición. Para no hablar de las 7,00 aulas de hojalata, donde los niños y los maestros de derriten en verano y no pueden oír la clase con las lluvias.

¿Por qué tenemos niños de primera categoría y de segunda y de tercera en una república? Es el gobierno el que perpetúa la discriminación. Cuando precisamente en la mente de nuestros constituyentes estaba clara la idea de que la instrucción pública era el más eficaz instrumento para incluir a todos los mexicanos de cualquier origen: la más poderosa institución revolucionaria.

Porque estamos hablando de escuelas públicas, que deben ser iguales para todos los niños de México: en Guadalajara o Zapopan, como en las orillas del municipio de Tlaquepaque, o de Tlajomulco, o en las comunidades Wirráritas de San Andrés Cohamiata, o en los pueblos remotos del estado de Oaxaca o en Guerrero y Michoacán, o en el rico municipio de Garza García en Nuevo León.

Todos son niñas y niños mexicanos, en escuelas pagadas con los impuestos de todos, como el gran mecanismo de inclusión social.

Pero además: lo primero que deben garantizar es la dignidad de las niñas, y también de los varones, en su propio cuerpo. Baños limpios, higiénicos está en su derecho más elemental.

Por otra parte: si los maestros están mal preparados ¿quién les dio el título en la normal? Lo único sensato es que quien necesite actualizarse, regrese temporalmente a la normal a completar su entrenamiento. Es lo menos que debe hacer el Estado mexicano con sus maestros. Y no lo olvidar el derecho elemental que tienen los niños indígenas de ser instruidos en su lengua materna.

@EGaraiz

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