El Cólera y la Méndiga Política

GARAIZ3LA MÉNDIGA OLIGARQUÍA/Esteban Garaiz

Si política es toda acción de gobierno que afecta a la población y grilla es sólo la competencia por el poder entre profesionales de la acción política, entonces la alerta nacional del cólera y sus repercusiones en Jalisco tiene que ver con ambas cosas: la política y la grilla.

Por más que aparezca sólo en páginas interiores o comentarios de refilón en radio, el tema del cólera rebrotando a estas alturas del nuevo milenio es un tema serio y alarmante.

Basta hacer memoria histórica y recordar aquellas terribles epidemias de siglos pasados en Europa y en el México virreinal, en las que perecía más de la mitad de la población, (en el caso nuestro, la población indígena), para darse cuenta de que el tema es serio y preocupante; y también ocupante.

Las autoridades sanitarias federales hacen bien en lanzar la alarma; y las autoridades estatales y municipales harán muy bien, porque están obligadas, en tomarlo muy en cuenta.

Cada día queda más claro que en el mundo entero y, por supuesto, en México, Jalisco incluido, las condiciones de empobrecimiento de la población, por un lado, debido al encogimiento del salario y del ingreso familiar en los últimos 30 años, por la voracidad de la acumulación de capitalista; y, por otro lado, la vergonzosa reducción de los servicios de salud pública (con una recaudación fiscal que no llega ni a la mitad del índice en los demás países de la OCDE), nos están llevando a este rebrote de la terrible peste, que parecía extinguida.

Hay que añadir que los desastres naturales recientes enclavados en tierras y poblaciones de alta marginación propiciaron el cultivo de la epidemia.

En Jalisco muchos ayuntamientos están incumpliendo, y la autoridad sanitaria lo sabe, la obligación de clorar el agua doméstica apropiadamente. El estar en la lupa de sus adversarios políticos le está sirviendo al municipio de Tlajomulco: sus habitantes salen ganando.

El hecho de que haya fraccionamientos comerciales que todavía no han entregado sus sistemas de agua doméstica al ayuntamiento, no exime a nadie: ni a la autoridad sanitaria, ni a la municipal, ni a los propios fraccionadores del cumplimiento y “de hacer cumplir” la ley, en beneficio de la salud pública.

@EGaraiz

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