A 19 años del Kursk, la mayor tragedia naval de la Rusia moderna

Rusia recuerda hoy con diversos actos el décimo noveno aniversario del hundimiento del submarino nuclear «Kursk», accidente que le costó la vida a los 118 tripulantes de la que era considerada la joya de la corona de la Armada rusa.

A primera hora de la mañana se celebró un oficio religioso en la base de Vidiáevo, a orillas del mar de Bárents, el lugar desde donde zarpó el Kursk hacia su última travesía, informaron las autoridades locales.

La historia

El 12 de agosto de 2000 en el mar de Barents se hundió el submarino nuclear K-141 Kursk, uno de los sumergibles más modernos de la Marina de Guerra rusa en aquel entonces.

Puesto en servicio el 30 de diciembre de 1994, el Kursk pertenecía al proyecto 949A y su principal misión era luchar contra buques enemigos de gran tamaño, especialmente portaviones.

Su naufragio con 118 personas a bordo fue la peor catástrofe en la historia de la flota submarina de Rusia.

En agosto de 2000 los buques de la Flota Rusa del Norte estaban realizando ejercicios navales en el mar de Barents. Kursk se hizo a la mar el 10 de agosto y dos días después llegó a la zona designada y lo comunicó al puesto de mando.

El submarino debía permanecer en el polígono hasta la medianoche. A las 8.21 (hora de Moscú) del 12 de agosto el Kursk informó haber simulado un ataque con misiles contra un grupo naval enemigo, y entre las 11.30 y las 14.30 debía lanzar otro ataque, esta vez con torpedos prácticos.

Sin embargo, los observadores en las maniobras no detectaron ese segundo ataque ni el puesto de mando recibió informe del comandante del submarino. A las 14.50 varios buques y helicópteros de la Flota del Norte recibieron la orden de explorar la zona donde se sospechaba que se situaba el Kursk.

A las 17.00 tampoco se recibió informe del Kursk sobre sus acciones en la zona de las maniobras. Pasada una hora el puesto de mando puso en alerta a la Flota del Norte e informó de lo sucedido a Moscú.

Las búsquedas del Kursk comenzaron sobre las 19.00 horas de ese mismo día, 12 de agosto, y movilizaron a buques, aviones y helicópteros de la aviación naval de la Flota del Norte.

En la operación también participaron el crucero pesado Piotr Veliki y los buques antisubmarinos Admiral Chabanenko y Admiral Jarlámov, dotados de helicópteros navales.

Sobre las 4.36 del 13 de agosto el Piotr Veliki comunicó haber localizado el submarino, que yacía en el fondo del mar a 108 metros de profundidad. El comandante de la Flota Rusa del Norte, almirante Viacheslav Popov, se trasladó a bordo del Piotr Veliki y asumió la coordinación de las labores de rescate.

A las 7.15 del 13 de agosto el entonces ministro de Defensa, Ígor Serguéev, informó al presidente Vladímir Putin del accidente del submarino Kursk.

El 14 de agosto el mando de la Marina de Guerra rusa declaró que el Kursk naufragó durante los ejercicios en el mar de Barents y que se mantenía radiocomunicación con los marineros. Más tarde, representantes de la Flota del Norte dijeron que se comunicaban con la tripulación solo con golpes en el casco del submarino.

Se pensó en rescatar a los marineros utilizando aparatos de salvamento. En la zona del siniestro se concentraron barcos del servicio de salvamento de la Flota del Norte, pero la tormenta no dejaba a los rescatistas hacer su trabajo.

El 15 de agosto Noruega ofreció a Rusia ayuda en las labores de salvamento y el Ministerio de Defensa ruso la aceptó.

Mientras, el 16 de agosto, el buque de salvamento ruso Rudnitski bajó al mar un vehículo de salvamento en aguas profundas llamado Priz. Durante la noche se emprendieron varios intentos de penetrar en el submarino, pero en vano. Tampoco se logró hacerlo con la ayuda de un aparato más perfecto, el Bester.

Durante dos días, 17 y 18 de agosto, los equipos de salvamento rusos no escatimaron esfuerzos para salvar a los submarinistas.

El día 19 llegó a la zona el buque noruego Normand Pioneer con el minisubmarino británico LR5, y el día 20 arribó otro buque de salvamento noruego, el Seaway Eagle, con buzos de aguas profundas.
Así comenzó una nueva fase —fase internacional— de la operación para salvar a los tripulantes del submarino Kursk.

El 20 de agosto los buzos noruegos examinaron el casco del submarino para enterarse de los daños que había sufrido y determinar si había bolsas de aire en los compartimientos de popa.

Los buzos desbloquearon la válvula de la escotilla superior de salvamento del compartimiento, pero no lograron penetrar en el submarino. Para abrir la escotilla encargaron fabricar un instrumento especial y el día 21 por la mañana pudieron abrirla. La cámara de esclusa estaba vacía.

Sobre las 13.00 horas, los buzos abrieron la escotilla interior del compartimiento 9, que estaba lleno de agua. Dos horas después se introdujo una cámara de vídeo para que los especialistas pudieran evaluar el estado de los compartimientos 7 y 8 del submarino.

El 21 de agosto, el jefe del Estado Mayor de la Flota Rusa del Norte, vicealmirante Mijaíl Motsak, informó de la muerte de los miembros de la tripulación del Kursk. La operación para recuperar los cuerpos comenzó el 20 de octubre de 2000.

La inspección del submarino mostró que su reactor nuclear y las instalaciones auxiliares no sufrieron daño alguno. Lo confirmaron las pruebas radiológicas hechas por los buzos rusos y noruegos.

Para el reflote del Kursk se sirvió de la ayuda del consorcio holandés Mammoet, con el que Rusia firmó un contrato en mayo de 2001. En esas labores asimismo participaron varios miles de especialistas rusos y extranjeros.

El reflote del Kursk comenzó el 7 de octubre y tres semanas después el submarino fue llevado a una dársena y sometido a una minuciosa inspección radiológica.

La operación de reflote se dio por terminada en octubre de 2001. Por primera vez en la historia fue reflotado un buque con un desplazamiento superior a las 25.000 toneladas. Más de un millar de participantes en esa operación recibieron condecoraciones estatales de Rusia.

Para trabajar dentro del submarino —después de bombear el agua de todos sus compartimientos— fueron formados ocho grupos de instructores ayudados por especialistas de la Flota Rusa del Norte y por representantes de las circunscripciones militares de Moscú y San Petersburgo.
Después de recuperar e identificar los cuerpos de los marineros del Kursk se procedió a retirar los misiles de crucero instalados a bordo del submarino y analizar las causas de la catástrofe.

En abril de 2002 el Kursk fue trasladado a un astillero para su desguace e inspección. Además, fueron recuperados del fondo marino más de 30 fragmentos de un torpedo que detonó y una decena de fragmentos de un lanzatorpedos.

Los fragmentos que quedaron en el fondo del mar, incluidos varios misiles, fueron volados en septiembre de 2002 para que no obstruyeran la navegación y la pesca en la zona.

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