La urna anulada

magueyPOLÍTICAMENTE INCORRECTO/Por Carlos Maguey

La semana pasada, luego de revisarse gran cantidad de impugnaciones a los procesos electorales tanto en el tribunal electoral del estado, como en la sala regional del tribunal federal, se anuló la primera casilla electrónica en la historia de Jalisco. La cosa podría parecer pequeña para algunos y enorme para otros, pero vale la pena analizarla.

En el año 2009 se utilizó la urna electrónica en una elección constitucional del municipio de Tuxcueca, Jalisco. Fue la primera ocasión en que esto sucedió, se instalaron sólo 10 casillas, pero sus resultados se dieron a conocer apenas unos instantes después de que cerró la última de las casillas en ese municipio.

Después, en noviembre del mismo 2009, se realizaron dos elecciones extraordinarias, una en Gómez Farías y otra en San Cristóbal de la Barranca. En aquellas ocasiones el presidente del Tribunal Electoral del Poder Judicial del Estado de Jalisco, Guillermo Meza García dijo que no fueron presentadas impugnaciones y lo atribuyó a la certeza que dio el uso de las urnas electrónicas.

Hay que decir que la urna electrónica no es nada del otro mundo, es una computadora que puede recibir y contar todos los votos de los ciudadanos, y que entrega los resultados de la votación de forma prácticamente inmediata, evitando así los errores en el escrutinio y cómputo, que aunque suenen a palabras extrañas, no es otra cosa que separar los votos y contarlos para saber cuántos obtuvo cada uno de los contendientes y luego emitir un documento que ya explica cuántos votos obtuvo cada candidato, cuántos votos fueron para candidatos no registrados y cuántas boletas no fueron utilizadas.

Hay que destacar que este paso es el que generalmente ocasiona que los funcionarios comentan errores de diferentes tipos y que se convierten en el objeto de las impugnaciones que interponen los partidos políticos para anular una elección o al menos que se anulen las casillas en donde perdieron con mayor diferencia, buscando revertir los resultados.

Normalmente, el 55 por ciento de los recursos que se presentan ante los tribunales, tienen la intención de anular casillas, casi siempre el argumento tiene que ver con un mal llenado de las actas o de errores cometidos por los funcionarios de casilla el día de la jornada electoral.

La mayor parte de estas fallas se presentan por el cansancio propio de los funcionarios, pues no hay que perder de vista que los ciudadanos que aceptan participar en esta labor, dedican todo su domingo a recibir la votación y con frecuencia cometen errores derivados del cansancio propio de una jornada larga y monótona.

Durante el proceso electoral del pasado 1 de julio, en el distrito 1 de Jalisco se instalaron 981 urnas electrónicas para elegir al diputado y a los presidentes municipales de esta región, además de la elección de Gómez Farías y Tuxcueca, municipios que ya han usado esta tecnología en el pasado.

En algunos casos las urnas presentaron fallas y en todos los casos hubo solución: a veces se cambió el equipo, a veces se volvió a la boleta de papel, pero en todos los casos se terminó de recoger la votación y se respetó la voluntad popular.

Sin embargo en un caso hubo un error en el procedimiento de sustitución de la urna electrónica: en Cuquío el funcionario realizó el cambio de una urna que falló y se puso otro equipo que completó la tarea sin complicaciones, sin más fallas.

Pero lo que sí falló fue la labor humana de un funcionario de casilla, que en lugar de llenar adecuadamente los formatos de sustitución, dejó huecos en las descripciones del procedimiento.

Y ese error, el humano, fue el que propició que esa urna electrónica fuera impugnada y a la larga, anulada por la Sala Regional del Tribunal Federal Electoral del Poder Judicial de la Federación.

Más allá de si los argumentos fueron o no los correctos, que la verdad a mí no me parecen adecuados, lo cierto es que se concedió la anulación de una casilla y con ello el cambio en el resultado de la elección, pues donde Movimiento Ciudadano había ganado, ahora es el PRI el que tiene la constancia de mayoría.

En estos momentos, ya existe gente informada que emite opiniones críticas sobre la posibilidad de continuar con el uso de la urna electrónica, esas opiniones seguramente ayudarán a tomar decisiones correctas, pero lo que me preocupa es que existen actores políticos que ya desacreditan el uso de estos equipos sin conocer las funciones y la operación.

El viernes por ejemplo, una diputada decía que las urnas eran manipulables porque nadie sabía cómo estaban programadas, y eso es una mentira, pues los partidos políticos tuvieron representantes técnicos que pudieron revisar la programación de los equipos para asegurarse de que las máquinas no hacían trampas.

Este tipo de argumentos son los que se podrían usar para desacreditar un equipo y un proyecto que es funcional y que permite conseguir buenos resultados.

No podemos negar que hubo un error, pero no fue el sistema total, sino la parte humana la que tuvo la falla.

De las 981 urnas que se instalaron, sólo se anuló una, algo así como el 0.1 por ciento de las casillas, un número realmente bajo, pues si se hubieran instalado las 9 mil urnas electrónicas en el estado, apenas se habrían anulado 10, una incidencia muy baja si se compara con la urna de papel tradicional.

Como ejemplo, sólo en el Distrito 14, donde sólo se usaron boletas de papel, se anularon 11 casillas la semana pasada por diferentes causales, es decir, 10 veces más que las urnas electrónicas.

No digo que el sistema electrónico de votación sea infalible, digo que hasta ahora ha resultado confiable y eficaz, que ha permitido dar resultados inmediatos y, con la adecuada supervisión, puede dar mayor certidumbre y ayudar a que se consolide el respeto a la voluntad de los ciudadanos.

Bienvenida la discusión informada, pero evitemos que los actores políticos desinformados, se adueñen del tema.

@carlosmaguey

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