La retirada de Afganistán

DIVISADERO

Eduardo González Velázquez

Luego de veinte años de invasión estadunidense en Afganistán, el ejército de las barras y las estrellas toca la retirada con más pena que gloria.

Los objetivos planteados en la invasión de octubre de 2001, tras los atentados terroristas en Nueva York, Pensilvania y Washington no fueron cumplidos. Por el contrario, la Casa Blanca se metió en un berenjenal que llevó a Estados Unidos a escenificar la guerra más prolongada en su amplia historia bélica.

Este domingo pasado los estadunidenses dejaron la nación centroasiática a su suerte, y de paso el camino abierto para los talibanes quienes en menos de una semana controlaron la nación y tomaron el poder. Parece que al gobierno norteamericano le falló todo.

Los cálculos de lo que vendría después de la salida de sus tropas está muy lejos de lo que ha sucedido en las últimas horas. Los talibanes se apoderaron del país y el presidente, Ashraf Ghani ha partido al extranjero, presumiblemente a Tayikistán.

También salió el embajador de Estados Unidos; al tiempo que el integrismo sunita triunfante proclamó el califato islámico de Afganistán; al tiempo que el vocero del Departamento de Estado, Ned Price, declaró que Washington reconocerá un gobierno Talibán si respeta los derechos humanos de las mujeres y se aparta de extremistas como Al Qaeda, y China y Rusia anunciaron por separado que trabajarán con los talibanes.

No perdamos de vista que el estado afgano respaldado por los soviéticos después de su retirada de Afganistán, sobrevivió tres años más. Lo construido por Estados Unidos en aquel país se derrumbó en menos de una semana, tras la salida norteamericana.

No es necesario darle tantas vueltas para afirmar que lo que instalarán los talibanes será un duro gobierno teocrático, con las peores consecuencias en cuanto a los derechos humanos de mujeres, niños, población LGBTQ+ y adversarios políticos.

La retirada se comenzó a tejer sin mucho cuidado, desde luego no estamos de acuerdo con la invasión estadunidense en Afganistán, pero la huida debió trazarse de mejor manera para evitar el regreso de los talibanes.

En la estrategia de la huida debió privar la consolidación de las autoridades afganas para garantizar la seguridad y libertad de sus ciudadanos cuando los estadunidenses dejaran el país.

Desde la llegada al poder de Joe Biden, el demócrata insistió en cumplir una de sus promesas de campaña: sacar a sus tropas de Afganistán. En 2009, como vicepresidente le aconsejó a Barack Obama no enviar más soldados, y planear su retirada. Biden declaró hace apenas cinco semanas que era sumamente improbable que el Talibán se apoderara del país entero, evidentemente se equivocó.

Podemos decir que la presión para salir era demasiada, y que la Casa Blanca buscaba ganar posiciones entre los electores quienes se han vuelto más reacios a las guerras en el extranjero; pero también es cierto que desde los altos mandos de Defensa y el Departamento de Estado pensaban que dejar un Estado afgano que no fuera medianamente estable sería una imprudencia; no obstante, me parece que cualquiera que hubiese sido el momento de la retirada, la respuesta talibán hubiese sido similar a la vivida la última semana.

Al menos cinco puntos pueden explicar la rápida victoria de los talibanes: su trabajo para potenciar las divisiones tribales; el acuerdo de paz que los fortaleció y debilitó al gobierno de Ghani; la falta de cohesión en la elite política afgana; la retirada de las fuerzas estadunidenses y contratistas norteamericanos; y el refugio seguro de los talibanes en Pakistán.

De esta forma concluye un ciclo que empezó hace 20 años, una guerra larga y costosa (más de 2 billones de dólares), con miles de muertos afganos civiles y militares, así como cientos de bajas estadunidenses.
Sin duda, salir de Afganistán es una decisión difícil y trascendental en la administración de Joe Biden.

A querer o no, el síndrome Vietnam y la caída de Saigón, continúan instalados en el imaginario colectivo de la población estadunidense, en los próximos días se sucederán las reacciones de esa sociedad.

Profesor-investigador del Depto. de Relaciones Internacionales, región occidente. Tec de Monterrey.
@contodoytriques

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