Ya llegaron

ESCAMOCHA/Pepe Díaz Betancourt

Pues aquí aplica sin duda aquel dicho que describe que ha llegado la peor de las desgracias, la plaga, una epidemia.

Si, aquí cae como anillo al dedo la frase: «Nos cayó el Chahuistle». Ya era mucha belleza que en Jalisco no hubieran arribado los falsos activistas que “liberan” casetas en diferentes autopistas del país.

Pues ya ocurrió en la caseta de cobro de Acatlán de Juárez donde éstos vándalos fueron sometidos por un operativo de la Secretaría de Seguridad Estatal y de la Guardia Nacional con no pocas dificultades, pues estas «organizaciones» tienen un operativo eficiente, así como de resistencia, en la que utilizan objetos contundentes y artefactos explosivos de fabricación casera para atacar a las fuerzas de seguridad que los enfrentan.

Ocurrió en la primera caseta de la autopista a Colima pero «reaparecieron” en otro punto y por la forma en que «trabajan» parece que se quieren quedar y volverse un problema pernicioso, es una especie de efecto «cucaracha» luego de ser desterrados de otras carreteras del altiplano.

No se trata de que nunca habían estado, de hecho el año pasado causaron pérdidas por 700 millones de pesos en autopistas del Estado, pero sus apariciones fueron esporádicas. Esta vez quieren aposentarse.

PILÒN

Está en nuestro ADN, entre 1926 y 1929 en el tiempo de la Guerra Cristera miles de jaliscienses obviaron las prohibiciones del general Calles, “les valió Wilson” y celebraron sus misas clandestinas. Así que era muy predecible, los templos de Guadalajara están aparentemente cerrados, pero muy discretamente decenas de fieles se apiñan en misas encubiertas en los propios templos o en otros sitios; aquí no se trata de condenar la fe, sino de evitar contagios.

Periodista, docente y coordinador de diplomados en periodismo en la Universidad de Guadalajara y el ITESO

@pepedíazjose

 

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