¿Y los ex presidentes?

PESIMISMO ILUSTRADO/Jorge Rocha

Desde la campaña electoral y luego de cuatro meses del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, uno de los temas recurrentes ha sido la actuación y el papel de los expresidentes de México.

Durante el presidencialismo priista, el titular del poder ejecutivo federal detentaba un poder político inmenso, incluso tenía facultades meta- constitucionales como la de nombrar a su sucesor, lo que coloquialmente se le llamó el “dedazo”.

Dentro de la práctica priista, los expresidentes luego de su mandato se recluían a la vida privada y sólo se presentaban en la escena pública en actos formales donde se les invitaba por su anterior investidura, es decir, se pasaban del poder absoluto al silencio prolongado.

El primer expresidente que tuvo un cargo público luego de su gestión como titular del poder ejecutivo federal, fue Miguel de la Madrid, que se convirtió en director del Fondo de Cultura Económica, donde detentaba un puesto en el gobierno, pero que no generó estridencias políticas.

A su vez, Ernesto Zedillo fue el primer expresidente que se convirtió en asesor de empresas transnacionales y que renunció a la pensión que se le otorgaba por haber sido presidente de México.

Las declaraciones públicas de Zedillo en este periodo se han circunscrito a la necesidad de que México cambie su política de prohibicionismo a las drogas y que se empiece a legalizar el consumo de ciertas sustancias que ahora son ilegales.

También hay que señalar que Zedillo fue el último presidente favorecido por el “dedazo” de Salinas de Gortari, pero él ya no pudo nombrar a su sucesor.

Los dos expresidentes panistas cambiaron las prácticas de sus antecesores y luego de sus periodos como titulares del poder ejecutivo federal, se han involucrado en la vida política del país.

En el caso de Vicente Fox, por ejemplo, en la campaña del año 2012 apoyó la candidatura de Enrique Peña Nieto y en los comicios del año pasado criticó constantemente las aspiraciones de López Obrador.

En lo referente a Felipe Calderón, en las elecciones pasadas apoyó decididamente la candidatura independiente de Margarita Zavala y ahora pretender formar un nuevo partido político, es decir, los dos siguen generando opinión pública y tratando de incidir en el escenario político.

Una de las promesas de campaña de López Obrador fue suspender las pensiones a los expresidentes, y al llegar a la titularidad del poder ejecutivo lo cumplió, hecho que le generó mucha aprobación entre la ciudadanía, ya que la percepción generalizada en la población, es que esta prestación era injustificada, desmedida e injusta.

Los presidentes más afectados por esta medida fueron los dos panistas antes citados.

Frente a todo este asunto y el escándalo protagonizado por Vicente Fox hace unas semanas, donde hizo a responsable a López Obrador de su seguridad, luego de la incursión de un presunto comando armado a sus tierras, hecho que luego fue desmentido y generó muchas burlas en la opinión pública al guanajuatense, me parece necesario reflexionar sobre el papel público de un expresidente, ya que es indudable que cuentan con experiencia e información que muy pocas personas tienen en México.

Cómo en un péndulo, pasamos del silencio sepulcral al estruendo político y me parece que en algún momento debemos llegar a un justo medio en lo que respecta al papel público de un expresidente.

Desde mi punto de vista, una de las posibles soluciones a este asunto, es la creación de un consejo honorífico de expresidentes, que puedan aconsejar, sin ningún tipo de obligatoriedad, al presidente en turno.

El simple hecho de compartirle sus experiencias sobre políticas fallidas o exitosas, le pueden ahorrar al presidente en funciones, fracasos o retrocesos experimentados en el pasado.

En un país como el nuestro, donde no existe continuidad en muchos procesos políticos, mantener una perspectiva histórica de corto plazo puede resultar provechoso, por supuesto que asumiendo que los actores políticos siempre tienen filias y fobias, pero la recuperación de la experiencia nos puede ayudar a acelerar la curva de aprendizaje que tienen todos los gobiernos que comienzan con su encargo político.

Profesor investigador del ITESO

@JorgeRochaQ

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