PERSPECTIVA21/Verónica Juárez Piña
Este lunes 23 de octubre apareció en la prensa una petición directa al Frente Ciudadano por México y retomo un párrafo: El Frente Ciudadano por México debe honrar su nombre y justificar su promesa de mejorar la representación y tender puentes hacia la ciudadanía.
Eso solo se cumplirá si busca perfiles de liderazgo en la sociedad civil para diseñar su propuesta de cambio sustantivo enriquecer la pluralidad de su oferta política, así como abrir espacios a nuevas candidaturas.
Firmado por activistas, académicos, especialistas y ciudadanos comprometidos con nuestro país y la importancia de los comicios de 2018 para combatir muchos de los males que afectan a México.
De entrada, celebro que el Frente sea visto como una plataforma heterogénea que pueda servir de vehículo para las distintas demandas proclives al cambio en nuestra sociedad.
Si revisamos la trayectoria de los abajofirmantes, nos daremos cuenta de su diversidad, independencia y trayectoria intachable.
Lo dijimos desde un principio: el frente no nace como una alianza partidista que sigue el mismo modelo de siempre, sino como una plataforma que entiende que el protagonismo debe ser de y para la ciudadanía.
No pensamos ni en cuotas, ni tampoco en favorecer a nuestros cuates, sino en ser un espacio plural que incentive a la participación de la sociedad civil mexicana.
Nos decían: ¿qué comparten PAN, PRD y MC para formar un Frente? Y siempre respondimos: compartimos la idea, de fondo, de que es necesario ir hacia un cambio profundo del régimen político en México.
Pensamos diferente en muchos temas, pero la riqueza de la política es encontrar coincidencias y hacer todo lo posible para implementarlas en la práctica. Uno busca acuerdos con quien piensa distinto, no con aquél que comparte tus postulados.
La política es el arte de trazar esos consensos y el Frente Ciudadano se forma sobre la idea de impulsar toda una masa crítica e innovadora que anhela el cambio en México.
Ante esta coyuntura, por supuesto que debemos apostar por muchas candidaturas externas.
En el Frente hemos seguido una lógica: primero el proyecto y luego las candidaturas. ¿Por qué? Simple: nuestras propuestas y compromisos deben ir por delante de los intereses individuales, de partido o de grupo.
Lamentablemente, muchos no han entendido esa nueva lógica para articular un movimiento de cambio. Nadie tiene segura ninguna candidatura y, nuestra idea, es que después de que tengamos definidos los proyectos a nivel local y federal, pasemos a elegir los mejores perfiles, tomando en cuenta también a aspirantes externos a los partidos políticos.
A mí no me queda la menor duda, el futuro político de nuestro país vendrá acompañado del protagonismo de la ciudadanía.
Los partidos debemos entender que nacemos para impulsar agendas que beneficien a las y los ciudadanos y abrirnos a la copiosa participación de las mexicanas y mexicanos. Si no lo hacemos, seremos reemplazados por quien sí entienda este mensaje.
Apostamos a que la pluralidad es una riqueza para enfrentar a un régimen corrupto que está en sus últimas horas.
