La noticia y los asesinatos

Rulas2

CON CHANFLE/Raúl de la Cruz

En aquellos tiempos nuestro marco de referencia informativa era el ESTO en deportes, La Alarma en nota roja y El Occidental en información general.

Eran los tiempos de aprendiz de zapatero con el Varas y Gelo Jáuregui. Dos patrones bastante singulares, como podían desgreñarse al rato estaban hablando de futbol, son Margaritones. El ESTO llegaba a mediodía y por lo regular yo iba a comprarlo.

Los gritones se encargaban de vender La Alarma por los calles. A medio día mientras me trasladaba de casa a la escuela escuchaba a Chimely dice y no es porque trajera audífonos sino porque en todas las casas los escuchaban a todo volumen a través de Radio Ranchito.

Me encantaba su frase final: «el hombre es el arquitecto de su propio destino», así conocí la obra de Amado Nervo.

Por supuesto que jamás pensé en la globalización de la información porque ni siquiera imaginaba la existencia de la computadora.

En esa época hablar de drogas era solamente de hablar de mariguana. Un escándalo fumar mota. Por la noche apenas si veíamos la tele, en la mayoría no teníamos. Nos costaba 20 centavos ver la lucha libre los viernes con mi padrino el Cañón.

Hoy la información sobra lo que falta es la racionalización. Con relación a los periodistas, entonces eran personas sumamente respetados, (en masculino porque todavía las mujeres no participaban activamente) porque la mayoría eran tales por vocación. Bastante raro las noticias sobre asesinatos de reporteros y periodistas.

Recuerdo el caso de Susano Santos Flores, extraordinario periodista y narrador de futbol que fue asesinado por su esposa y amante por el año de 1968. Acontecimiento que acaró principales portadas de todos los diarios, los escasos noticieros electrónicos dieron cuenta en forma mayúscula y por supuesto que La Alarma le dio una cobertura sin precedentes.

Muy raras eran las noticias sobre asesinatos de periodistas porque éstos guardaban un estatus de bastante respeto en todos los ámbitos de la sociedad. Me dicen, eran hombres cultos, formales y extremadamente disciplinados.

Tanto que por ejemplo, don Fernando Marcos era asesor de empresarios y políticos y no era más que un “simple” periodista deportivo.

Aquí el fenómeno era don Nacho González, me cuentan era toda una estrella en la ciudad a pesar de su escasa cultura general pero era dicharachero y mal hablado. En la actualidad no se puede hablar lo mismo, prevalecen los intereses políticos y económicos perfectamente identificados de ahí que, si alguien se sale de las normas.

Es asesinado como sucedió recientemente con la compañera Miroslava Breach en Chihuahua.

Analista deportivo

@rulasdelacruz

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