El despeñadero de Enrique

avatar-laloDIVISADERO/Eduardo González

Los dos últimos años del despeñadero a donde nos ha llevado el “presidente” Enrique Peña Nieto prometen ser los más crudos, violentos y de menor certeza política para los millones de mexicanos que habitamos esta República.

El 2016 apenas llegó a la otra orilla, las erráticas políticas económicas, sociales y de seguridad nos arrinconaron en una oscura esquina nacional.

Con ese final, el principio de 2017 no podía ser otro que el experimentado en los primeros días de enero con miles de ciudadanos saliendo a las calles a exigir la renuncia del inquilino de Los Pinos.

Siguen llamando la atención las pésimas estrategias puestas en marcha para salir del atolladero, menciono al menos dos: aumentar el precio de las gasolinas vía la imposición hacendaria y la reedición de lo que fueron los Pactos Económicos y de Crecimiento y el de Solidaridad firmados en las presidencias de Miguel de la Madrid y Carlos Salinas de Gortari.

Sin duda, aumentar los precios de la gasolina debió haber sido la última de las opciones para solventar la excesiva carga económica que nos genera la ineficiente burocracia que se niega a dejar de vivir con los privilegios que obtienen del ejercicio del poder; así como para cubrir más o menos de forma adecuada los programas sociales que amenazaban con recortar considerablemente.

El discurso del incremento en los combustibles por causas externas solo nos lleva a un falso debate. Sin importar los precios internacionales del petróleo y los niveles de producción y refinación que tengamos en nuestro país, en México siempre suben las gasolinas.

Por otro lado, el día de ayer a los “estrategas” de Los Pinos se les ocurrió traer del más allá los Pactos Económicos realizados hace tres décadas.

A finales de 1987, los jilgueros gubernamentales afirmaban que con la firma del primer Pacto adoptaríamos “medidas fuertes, amargas, dolorosas que implican sacrificios y esfuerzos para todos; no estamos ofreciendo una cura mágica de nuestros males económicos; y pedimos a la sociedad más esfuerzo y sacrificio”.

Prometían que el gobierno recortaría el gasto público; y reduciría su tamaño.

Asimismo, en 1988 Carlos Salinas de Gortari no tenía empacho en decir que el “Pacto para la Estabilidad y el Crecimiento Económico se convertía en la herramienta fundamental para seguir avanzando con firmeza y rumbo claro que iniciaría un período de crecimiento y consolidación, y abatimiento definitivo de la inflación».

Nada de lo que afirmaron que sucedería aconteció. Todo lo contrario, la crisis económica entró en un tobogán del cual todavía no logramos salir.

Enrique Peña Nieto, demostrando que es un pésimo conocedor de la historia nacional y de las desgracias generadas por el PRI, lanza el Acuerdo para el Fortalecimiento Económico y la Protección de la Economía Familiar; con él, afirma el “presidente”, “se cuidará y protegerá la economía familiar; se fomentarán las inversiones y el empleo; se preservará la estabilidad económica; y se fortalecerá la cultura de legalidad y el estado de derecho, en el marco de un ejercicio austero del servicio público.

Asimismo, el gobierno tendrá cuidado en el gasto, disminuirá la deuda y seguirá construyendo obra”.

Como podemos darnos cuenta, los gobernantes como una parte de la población, se niegan a aprender de la historia, con lo cual condenan al país a repetirla.

Profesor investigador de la Escuela de Humanidades y Ciencias Sociales

Tecnológico de Monterrey

@contodoytriques

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.