Trump y la catástrofe de Peña

CESAR IÑIGUEZ AVATARTRIBUNA/César Iñiguez

Todo inició con la invitación de Peña Nieto a Donald Trump para entrevistarse con él en nuestro país.

Contra toda lógica, la invitación fue hecha por Peña a Trump, olvidándose de todas sus agresiones, ofensas y humillaciones en infinidad de ocasiones contra los mexicanos.

Como lo he manifestado antes, mi opinión es, que Peña propuso reunirse con Trump por una razón, ambos están en caída libre en las encuestas y la opinión pública, uno aquí y otro allá; un mensaje de disculpa (ahora que están de moda), de que se hubiera retractado del muro fronterizo y se enmiende de todo lo que ha vociferado Trump, les hubiera ayudado aquí y allá.

Creo que todavía hay un factor adicional; Peña quiso impulsar y ayudarse mutuamente con Trump y no con Hillary Clinton, porque la condición de la esposa de Clinton asemeja a una probable candidata mexicana; ambas fueron primeras damas, mujeres con carrera política propia y que gozan de buen prestigio social; Peña (o sus asesores) quisieron hacer una carambola de tres bandas.

El perdido a todas va, un escenario ideal para Peña hubiera sido lograr que Trump le bajara dos rayas a su discurso de odio, xenofobia y humillación a los mexicanos y que este a su vez, viera en el mandatario mexicano un interlocutor y un aliado, a quien le corriera deferencias y respeto; pero no, todo le salió mal.

Un loco, ventajoso y abusivo como Trump usó como objeto a Peña (muy básico e inepto para no calcular que algo así podía ocurrirle) para sus propios objetivos electorales.

Un candidato con lejanas posibilidades de ser presidente usó a un mandatario, lo vio por debajo del hombro (metafórica y literalmente), vino a su casa y se llevó la fiesta, los reflectores y las notas internacionales; venía con un plan trazado, sacar provecho político de la visita para su campaña.

Le abres la puerta de tu casa para que venga y lo que hace es confirmarte lo que te ha dicho antes, que que te va a construir un muro, porque por tu país ingresan personas ilegales, ingresan armas y drogas (solo te hace el favor de no decir en ese momento, que lo pagarás tú).

Habla de ti, te llama amigo y sobre todo «te favorece» con la estima de un empleado, te hace menos y nunca ofrece una disculpa pública por lo que ha vociferado e insultado durante meses.

El error de protocolo evidente, siempre el de mayor importancia habla al final y no, Peña le abrió la rueda de prensa conjunta a Trump, sobajándose y complaciéndole sus peticiones.

Peor fue, que inmediatamente después de la reunión con Peña, Trump voló a Arizona donde presentaría su agenda migratoria ¿y qué creen? Se burló diciendo que los mexicanos pagaríamos el muro fronterizo, pero que no lo sabíamos.

Ya este jueves, Trump anunció en sus redes de Twitter y Facebook que ¡México pagará por el muro!

Para todavía agravar aún más las cosas, a Hillary Clinton (la que todas las encuestas la ponen como ganadora de la elección presidencial estadounidense) no le cayó en gracia la visita de Trump a invitación de Peña; en sus redes sociales, la candidata posteaba el sentir de muchos mexicanos sentenciando «una visita no olvida un año de agravios y ofensas a los mexicanos».

En una consecuencia realmente vergonzosa nos preguntamos: ¿Quién asesora a Peña Nieto? ¿Quién le sugirió estas cosas?

¿No previeron lo que podía pasar?

Lo más grave de todo esto es que, no humillan a Peña, él se humilla solo con sus acciones diarias y pifias continuas; lo más grave de todo es que humillan a la investidura presidencial, nos humillan a todos como país y este sujeto te tenemos de presidente parece no entenderlo.

Peña se deja ver servil, arrastrado, sin dignidad y faltándole el respeto al pueblo mexicano invitando y sirviéndole de tapete a Trump.

Analista político

@CesarIniguezG

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