PICANDO PIEDRA/ Fernando Garza
Si consideramos la condición de seguridad pública en Jalisco y particularmente la que hoy acontece en la zona metropolitana de Guadalajara, los esfuerzos parecen pocos o la incapacidad mucha.
Nuestros gobiernos municipales y particularmente el del Estado, parecen dar palos de ciego en el control de un fenómeno social que nos ha robado el sosiego a los jaliscienses.
Los nuevos datos aportados por el Sistema Nacional de Seguridad, respecto de los crímenes de alto impacto, demuestran que a nivel nacional delitos como el homicidio, el secuestro, extorsión, robo a transeúntes, robo de vehículos y a casa habitación, solo de mayo a junio de este año, han tenido un incremento del 5%.
La incidencia delictiva en el Estado de Jalisco del enero a junio del 2016 acumula 52,647 denuncias; en esta cifra debemos considerar que no se encuentran señaladas las vejaciones no denunciadas ante la autoridad competente.
Vemos entonces como sigue al alza y sin una lógica seria de ser contenida la delincuencia en la Zona Metropolitana de Guadalajara y mucho menos en el Estado.
La menos nociva de las explicaciones a esta penosa condición, es que han fallado los hombres y las estrategias definidas para intentar garantizarnos una comuna en paz; porque la verdad no quiero aventurarme en la tóxica teoría de la complicidad o el acuerdo con el crimen organizado por parte de quienes nos gobiernan.
Esto no es una cuestión de percepción cómo han insistido las autoridades al querer justificar el terrible fenómeno que nos aqueja, y del cual, ellos son los principales responsables en aportar condiciones para una solución, y no lo han logrado.
La estadística es devastadora y hoy es altamente probable que, a nosotros mismos o a un ser querido, ser víctimas de un delincuente.
Que hayan atentado contra nuestra integridad o patrimonio no es una fatalidad ¡Por Dios! Es una clara ineficiencia del actuar de las instituciones dedicadas, por ley, a cuidar de nuestra seguridad.
Un piso sólido en materia de confianza es requisito para el crecimiento económico y democrático de la ciudadanía.
Se ha demostrado que la inseguridad está frenando el crecimiento social y muchas zonas en nuestro Estado están pagando un alto costo al respecto.
A nuestro Fiscal hay que insistirle que los delitos que hoy amedrentan, destruyen familias y acaban patrimonios de vida, no son una apología, como la que insiste y presume perseguir en la circunstancia de un cantante de banda, son una realidad que él no ha sido calificado para resolver.
Ex alcalde de Guadalajara
@fernandoGarzaM
