Los maestros que queremos

cesar ruvalcaba

RESTAURACIÓN/César Ruvalcaba

Tengo una profunda admiración y respeto a los maestros. Soy hijo de uno. Mi padre pudo sacar adelante a la familia como maestro de educación pública en Guadalajara. Siempre me dijo que para ser doctor, sacerdote o maestro, debe existir una gran vocación personal.

Cuando la reforma educativa inició su implementación le pregunté su opinión y me contestó –más o menos- esto: Mira, ser maestro es una responsabilidad y también un privilegio.

Es verdad, no se gana mucho pero existen varias prestaciones que hacen atractivo el salario, primas vacacionales, aguinaldos, apoyos especiales etc. El problema radica en la falta de compromiso de muchos maestros, en su negativa a la actualización docente y su incapacidad de profesionalizar sus herramientas pedagógicas para impartir mejor su clase.

Respecto a la reforma, no solo es conveniente, a mi gusto se quedó corta. Los maestros comprometidos con la educación requieren estímulos y reconocimiento sobre los otros que solamente van a cumplir sus horas y dar la clase a la “ahí se va”. Los maestros que nos preparamos para los exámenes de oposición y concursamos en el anterior escalafón tenemos oportunidades de crecimiento; quienes no quieren son los flojos, los conformistas.

El problema es que hay una gran desinformación de los alcances de la reforma entre los mismos maestros, pero evaluar es absolutamente necesario.

Hoy México vive un momento complejo por una resistencia sistemática de un grupo muy reducido de “maestros” que no quieren evaluarse, quieren plazas en automático y mantener privilegios totalmente al margen de la ley. Pero hay un fenómeno que ha recrudecido esta situación: una campaña de desinformación mediática en las distintas redes sociales.

Las redes sociales han cumplido la misión de establecer una plataforma universal de información que permite las opiniones críticas de cualquier ciudadano y también exhibir abusos de personas o autoridades. Pero en esa herramienta también se cometen excesos que llegan a lo patético. La gran herramienta de información se ha convertido en una fuente permanente también de desinformación.

Hoy la red de redes, quien lo diría, es presa de barbajanes que al ritmo de los dedos se envalentonan con imágenes de otras latitudes, haciendo alegoría en un auditorio falto de analítica y sin dosis de visión.

En las últimas semanas, los que se dicen maestros, por suerte no todos, han agredido, vulnerado y violentado derechos de terceros, con el beneplácito y hasta la solidaridad de algunos internautas que sólo les alcanza para sumarse en contra de lo que sea autoridad y orden.

Por otro lado, lo que sucedió en Oaxaca con la muerte de 8 personas, nunca debió haber sucedido. Es el resultado de la tolerancia de autoridades a una serie de actitudes hostiles y agresivas de un puñado de seudo-maestros que violan la ley en defensa de sus prerrogativas personales.

Nada justifica la muerte de una persona y en eso la autoridad falló de llegarse a comprobar alguna responsabilidad de su parte. El hecho es que se debe actuar con apego irrestricto a la ley y no permitir que crezca la bola de nieve que se gesta en la agitación y en el engaño.

Ahora el reto es mantener dos cosas por sobre todo: la reforma educativa y la paz social. Se debe actuar con contundencia y al gobierno federal se le suma otra papa caliente a la agenda.

Secretario de Organización PRI Guadalajara

@Cesar_Ruvalcaba

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