Otra Europa

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DIVISADERO/Eduardo González

Fue tan grande el horror de haber vivido dos guerras mundiales en menos de cincuenta años, que los europeos de varias naciones imaginaron y pusieron en marcha un proyecto político y económico que les garantizara un periodo sostenido de paz con crecimiento y desarrollo económico.

No estaban dispuestos bajo ninguna circunstancia a experimentar de nueva cuenta las sangrientas jornadas producto de años de confrontación militar. Además, la historia que los antecedía también les mostraba la circunstancia bélica en la que habían vivido por siglos.

El reto no era menor, la solución debía ser de los mismos alcances y dimensiones.

Así las cosas, antes de 1950 las primeras naciones se sentaron a la mesa de diálogo y construcción.

El primer acercamiento de los gobiernos dio como resultado en 1951 la firma del Tratado de París que institucionalizó la Comunidad Europea del Carbón y del Acerco, teniendo como sus integrantes a Alemania, Francia, Italia, Países Bajos, Bélgica y Luxemburgo.

A partir de ese momento y prácticamente hasta el 23 de junio pasado, todos los esfuerzos europeos habían sido para sumar, para construir, incluso en los momentos más difíciles y de menor viabilidad del proyecto comunitario. La Unión llegó a crecer hasta tener 28 naciones en su organización.

La separación de uno de sus miembros solo se miraba como una lejana posibilidad, medianamente contemplada en los mismos estatutos de la comunidad.

Pues bien, el jueves pasado todo cambió.

O por lo menos una parte sustancial del proyecto. Los ciudadanos de Reino Unido salieron a las urnas a emitir su voto en el referéndum que decidía su permanencia o salida de la comunidad europea.

51.9 votó por abandonar el proyecto comunitario, y dejar atrás una historia que comenzó en 1973.

Si bien, el referéndum no es vinculante ni tiene fuerza legal, sí obliga al parlamento británico a redactar y aprobar las leyes necesarias para materializar la ruptura con la Europa continental.

Recordemos que fue el mismo David Cameron quien en 2013 prometió la realización del referéndum en caso de triunfar en las elecciones. La ironía de todo ello, es que la primera cabeza en rodar ha sido la del primer ministro quien anunció sus renuncia en el mismo momento de conocer los resultados de las urnas.

Sin estar ciertos del alcance de la decisión ciudadana de Reino Unido, en las primeras horas la Libra Esterlina sufrió una caída de 10%. Será necesario una serie de negociaciones desde Londres para establecer nuevos tratados comerciales pues los firmados en el marco de la Unión, más temprano que tarde dejarán de tener vigencia.

No solo aparecerán nuevos convenios en diversas áreas, sino que será necesaria reconstituir las instituciones de Reino Unido y Europa pues las existentes al día de hoy serán inviables en el nuevo esquema geopolítico europeo. Migración, seguridad social, comercio, finanzas, impuestos, impartición de justicia, ciencia y tecnología, participación ciudadana, defensa militar, educación, y un sinfín de áreas más deberán replantearse.

Por otro lado, la Unión Europea tendrá que construir un fuerte y profundo frente práctico y discursivo para detener las intenciones de otras naciones para abandonar el proyecto comunitario.

De no ser así, estaremos asistiendo a la desintegración de uno de esfuerzos más serios y exitosos para construir un escenario de paz y entendimiento entre naciones que históricamente habían experimentado la guerra como una de las formas más frecuentes en sus relaciones.

A querer o no, a partir de hoy estamos frente a otra Europa. Que el futuro sea mejor que el presente.

Analista político

Profesor-Investigador

Escuela de Humanidades y Ciencias Sociales

Tec de Monterrey

@contodoytriques

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