POLÍTICA SIN ÉTICA/Jonadab Martínez
Por un lado y por otro, en espectaculares, parabuses y periódicos locales, se ha dejado ver la propuesta electoral de la “estrategia de seguridad” del candidato del PRI a la presidencia municipal de Guadalajara, Ricardo Villanueva Lomelí, a fin de reducir la delincuencia y hacer de la capital tapatía una ciudad segura.
La gran “estrategia” es iluminar Guadalajara, que todas las lámparas sirvan; por lo que después de los acontecimientos del fin de semana pasado, me nace una pregunta: ¿con lamparitas terminaremos con la corrupción, la impunidad y la ineptitud de los altos mandos de las fuerzas de seguridad de Guadalajara?
Sería bueno que algún asesor o no sé, posiblemente el que pega calcomanías del PRI en los cruceros por $150pesos diarios, podría orientarle y darle a conocer al abanderado PRIísta que la ciudad es más compleja, que los problemas de barrio son más graves, que las pandillas no se terminan alumbrando las calles, que los robos de autopartes, transeúntes y casa-habitación, así como los motoratones operan a plena luz del día, ya no tan solo en la obscuridad.
Me indigna como habitante de ésta ciudad que el candidato a la alcaldía de Guadalajara, Ricardo Villanueva, se deslinde de sus antecesores alentando un cambio de gobierno cuando su mismo partido político es quien ha gobernado Guadalajara los últimos 5 años. Es hasta irónico.
Presume trabajar en equipo, presume recuperar Guadalajara, caray, que nos informe con que equipo trabaja porque como fue revelado en audios y de viva voz del Magistrado Leonel Sandoval, se asegura que hay un conflicto interno dentro del PRI que no lo quería como abanderado, ya que no tenía un trabajo partidista; así como debería de informar de quien pretende rescatar a Guadalajara, digo, sí ellos son los que la tienen sumida en la inseguridad, en la falta de oportunidades y porque no decirlo, calificado como el municipio más endeudado de México.
Por otro lado, debo agradecer a los líderes en redes sociales de Guadalajara la estupenda cobertura que estuvieron dando a los narcobloqueos, porque sí no fuera por ellos, nos hubiéramos enterado varias horas después de los lamentables acontecimientos.
Los líderes de opinión pedían guardar la calma y esperar un anuncio oficial, sin embargo, no había calma, ni anuncio y mucho menos oficial. La ciudadanía se enteró de los acontecimientos por redes sociales porque el gobierno del Estado andaba más ocupado en otras cosas.
Sin más palabras y con mucha impotencia, espero regrese la calma y la tranquilidad a Guadalajara, no es ésta la ciudad que conocí de niño y tampoco es la ciudad que le quiero dejar a mis hijos.
