ESCAMOCHA
Pepe Díaz Betancourt
El martes pasado policías de Tlaquepaque convencieron y a la vez rescataron a un hombre que pretendía quitarse la vida arrojándose de un puente, la semana anterior un hecho semejante fue conjurado en medio de un crecimiento significativo y trágico de personas desesperadas, hombres y mujeres que atentan contra su vida.
Los suicidios son visibles cuando el escenario es público y llama la atención de personas en la calle con la consecuente intervención de policías y otros cuerpos de rescate, los suicidios intramuros, en contraste, son casi una cifra negra, pero lo son más los intentos, encrucijada donde es mucho menos notable y debía ser una preocupación atendida con más recursos pues en los últimos dos años, en el primero de ellos subió 700 muertos y en el segundo casi mil en nuestro país.
En 2021 se quitaron la vida siete mil 896 mexicanos y mexicanas, más hombres que mujeres, por cada muerte consumada, se calcula un promedio de 25 intentos por lo que sobran las oportunidades para llevar a cabo un trabajo de rescate.
Tras cada intento de suicidio hay en teoría la ocasión de una intervención de especialistas lo que evitaría no solo una muerte sino en todo caso una discapacidad y largos tratamientos que los suicidas fallidos hacen drenar del exiguo presupuesto que para ese ramo destinan los gobiernos como es el caso de nuestro Estado, donde hay menos recursos para la salud y menos para la salud mental.
El año pasado lograron quitarse la vida a sí mismos 541 jaliscienses, 49 por ciento más que el año anterior.
PILÓN
Pues aseguran las máximas autoridades que los choferes de mototaxis se dedican a actividades criminales, el tema surge por el caso Pechocho, el carismático líder de los operadores a quien sus captores dejaron como Santocristo por el rumbo del Mercado de Abastos el gremio está preocupado por la imagen que proyectarán a sus bien tratados pasajeros.
