POLÍTICA SIN ÉTICA
Jonadab Martínez
A diario se ven luchas, demandas sociales, campañas, todas dignas de las personas que las impulsan, por ejemplo: la lucha por los derechos de las mujeres, por la igualdad, en contra de la discriminación, por el reconocimiento legal de las parejas del mismo sexo, del espacio público a favor de ciclistas, etc etc.; sin embargo,
¿Quién aboga por nuestra niñez?
Conozco varias organizaciones que protegen y defienden a la niñez, que luchan por sus derechos, tanto de educación como de salud, a ésas lanzo este llamado, es tiempo de proteger los entornos escolares.
Cualquier estadística nos refleja que el mayor porcentaje de viajes, se hacen a pie, y los mayores riesgos al caminar en una Ciudad son las banquetas reducidas, secuestradas, inseguras, invadidas por autos o comercio, o en mal estado. Y un grupo vulnerable al moverse por la Ciudad, sin lugar a dudas es nuestra niñez, en el entorno escolar especialmente.
Hemos dicho que la escuela es nuestra segunda casa, no obstante, también debería ser un lugar que nos brindara confianza y seguridad, que pudiéramos ir y venir sin contratiempos, en un hemisferio saludable, caminable y seguro.
Los principales riesgos que nos encontrarnos al entrar o salir de la escuela, en un entorno escolar, son las banquetas estrechas, o bien, que a la entrada y salida del colegio se generan aglomeraciones de padres y madres de familia, además de niños y niñas, y comercio ambulante.
Además, debajo de las banquetas, se genera un tráfico vehicular producido por autos y camionetas, algunas mal estacionadas o en doble fila, poniendo en riesgo a alumnos y alumnas al salir de la escuela.
Por tal motivo, es importante pensar en la posibilidad de cerrar el flujo vehicular en horarios de entrada y salida de las escuelas, hay Ciudades que ya lo han hecho y redujeron el número de atropellamientos y disminuyeron el alto riesgo vial que enfrentan nuestras niñas y niños en esos espacios.
Además de disminuir el riesgo vial que corre el alumnado, también se combate el alto índice de contaminación en esos entornos, seguramente limitando la circulación frente a las escuelas, nuestros niños y niñas no estarían respirando tantos contaminantes como ahora.
Lo aquí planteado no cuesta nada y produce salud y seguridad. El plan de mejora de los entornos escolares se logra al pacificar el tráfico, mejorar la habitabilidad y visibilizar a peatones.
¿Cómo atender dicho problema? No es fácil pero tampoco es complejo, primero se necesita coincidir en la importancia de la seguridad vial de nuestra niñez, y luego, implementar acciones básicas que reduzcan los factores de riesgo vial.
En términos del activismo, le llamamos urbanismo táctico, es decir, implementar ciertas acciones mínimas, de bajo presupuesto y gran impacto. ¿Cómo cuáles?
– Peatonalización de las calles aledañas.
– Crecer las banquetas eliminando carriles de circulación o estacionamiento.
– Implementar señalización con perspectiva del sistema con enfoque seguro.
– Señalizar el pavimento con color verde en el acceso a los colegios.
– Reducir la velocidad en un radio de 50 metros de los centros escolares.
El Gobierno Federal publicó recientemente el manual de Entornos Escolares Seguros, sin embargo, no incluyó nada relativo a la seguridad vial de nuestros niños y niñas, aunque en el mismo documento reconocen su importancia: “uno de los fines de la educación que sustentan la Nueva Escuela Mexicana, requiere sin duda que los centros educativos sean entornos seguros y saludables en los que las niñas, niños y adolescentes aprendan y convivan con el mayor grado de bienestar posible.”